sábado, 24 de diciembre de 2011

Carta a Papá Noel


Querido Papá Noel:

Este año he sido muy bueno. Como ves, he mejorado mucho en lo de escribir. Eso es porque ya estoy en tercero de primaria. Mi profe dice que soy un niño listo y obediente, pero como tú lo sabes todo, ya estarás enterado de que también soy algo despistado: a veces no hago los deberes o me dejo el cuaderno en casa, sobretodo si pasan Cosas Malas.
Me como todo lo que me dicen las cuidadoras del come o mi mamá. Bueno, casi todo, pero lo que me dejo es porque todo el día tengo angustia y no me apetece llevarme nada a la boca.
Sé que sigo mojando la cama después de tener una pesadilla o de escuchar Cosas Malas, pero al menos limpio yo solito las sábanas.
Con mi hermanita Nuria me porto muy bien: comparto mis cosas, juego con ella y le enseño a tratar bien a sus muñecas (aunque no me hace caso). La cuido todo lo que puedo y trato de hacerla reir cuando pasan Cosas Malas.
Por todo eso, creo que me merezco un regalo muy especial. Este año no quiero pedirte juguetes. Sé que todos los niños de mi cole van a pedir juguetes. La mayoría quieren juegos para la Wii o la Nintendo DS. Algunos prefieren Legos, el Saxo McQueen teledirigido, figuritas de Bob Esponja... Y casi todas las chicas quieren a las Monster High y sus accesorios. Pero yo no quiero jueguetes. Los juguetes pueden comprarse con dinero, y el dinero lo pueden conseguir las personas. Lo que yo quiero es algo que sólo puede conseguir alguien mágico, igual que tú. No te enfades si no te gusta la idea, ¿vale?
Quiero que te lleves a mi papá. Sé que los niños buenos tienen que querer a sus papás, pero yo estoy cansado de querer al mío. Estoy cansado de seguir queriéndole aunque le grite a mi mamá. Aunque llegue borracho y con manchas de pintalabios rojo, y luego le diga a mi mamá que busca fuera de casa lo que no le da ella, porque ella es una inútil que está gorda y que la comida que hace es una M, y la llama la palabrota más grande, esa que empieza por la letra P. Me canso de quererle aunque todas las noches tire a mi mamá sobre el suelo, y le quite la ropa y le haga cosas que no entiendo mucho pero que sé que ella no quiere hacer, sobretodo cuando Nuria y yo estamos despiertos. Me resulta agotador quererle cuando esucho PLAF, PUM, PLAF, ZAS, en la habitación de al lado, y al día siguiente mi mamá tiene morados por toda la cara y en los brazos. Me quedo sin fuerzas para quererle cuando imagino que mi mamá se está rompiendo, igual que se rompen las muñecas de Nuria cuando ella les estira del pelo y les pega. No puedo quererle si por su culpa mi mami va a ser una muñeca rota.
Perdóname, Papá Noel, pero ODIO a mi papá. Aunque eso me convierta en un mal niño, a ti no puedo mentirte. Odio que diga a los familiares, a los amigos y a los vecinos cuánto nos quiere y cuánto trabaja para darnos lo mejor. Y odio que toda esa gente diga que es un buen hombre. Lo siento, de corazón. No quiero ser malo. Pero menos le quiero a él.
Por eso te ruego que te lo lleves, aunque nunca vuelvas a regalarme nada más por haber sido malo ahora. Pero si te lo llevas, te aseguro que después sólo podré ser bueno: no tendré nada de que preocuparme, así que nunca me olvidaré de los deberes. Como no tendré angustia, jamás me dejaré nada de comida. Como se acabarán mis pesadillas, no volveré a ensuciar la cama. Y como Nuria ya estará feliz, me saldrá genial lo de enseñarle a tratar bien los juguetes.
Papá Noel, sé bueno conmigo estas Navidades en las que yo estoy siendo malo, y yo dejaré de serlo en cuanto acaben de pasarnos Cosas Malas. Por favor.

Besos para ti y para los renos.

Firmado:

           Javi