tag:blogger.com,1999:blog-90447057691143576792024-03-05T09:00:47.029-08:00UN PELLIZQUITO DE SUEÑOSLorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.comBlogger38125tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-75018952703471867532012-10-19T10:00:00.001-07:002012-10-19T10:00:37.605-07:00El tiempo por TIAyer amaneció nublado, porque el sol estaba triste y no quiso salir. Luego se lo pensó mejor e hizo su aparición para poder ver tu linda carita por última vez. Y hoy se ha tapado con las nubes y ha llorado, mojándonos con sus lágrimas. Porque tú no estás.<br />
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Te adoro tanto que no sé cómo acostumbrarme a esto. A saber que cada día que abra los ojos será un día que tú te pierdas. Me tocará hacerme tan fuerte como has sido tú siempre. Y ahora sólo me queda desear y pedir que descanses en paz. Un besito eterno, mi yayita pequeña.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-83810635804931158882012-09-21T05:13:00.003-07:002012-09-21T05:13:48.015-07:00Goku y NalaBueno, hace mil años que vengo por aquí. La verdad es que me he cambiado de casa y en ella no tengo internet, sólo me conecto cuando vengo a visitar a mis padres, por eso hago lo imprescindible y pronto apago el ordenador. Ése es el motivo del descuido que ha sufrido el pobre blog.<br />
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Pero hoy he vuelto, y quiero hablar de mis bebés. Sí, en este tiempo he tenido mellizos. He sido mamá de la noche a la mañana. Lo único es que mis peques son peluditos y con bigotes. Se trata de dos gatitos preciosos: Goku (mi chicarrón), y Nala (mi nenita).<br />
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Dani y yo ya teníamos más que decidido que cuando nos mudásemos e hiciese la reforma en su casa, cogeríamos un gatete chiquitín para jugar a los papás con él, pero las cosas se precipitaron cuando un amigo nos informó de que en el jardín de su urbanización había parido una gata y no se hacía cargo de ninguno de sus cuatro cachorretes. Nosotros, animaleros a muerte, corrimos a conocerlos. Eran cuatro cositas diminutas, que apenas abrían los ojitos y no paraban de maullar tan bajito y agudo que parecía el trino de los pájaros. Había dos negros, uno negro con trocitos blancos y uno blanquito y gris. La madre y la hermana de nuestro amigo estaban criándolas con leche de vaca (que aunque no es buena para los gatos, es lo único que podían hacer), pero los cachorros apenas sabían beber del cuenco. La mujer, que parece haber estudiado márketing gatuno, nos insistió para que nos llevásemos dos. "Al ser dos se harán compañía y llorarán menos, os será más fácil". Y yo, cómo no, acabé ilusionándome con la idea de llevarme dos. ¡Gemelitos! Nos decidimos por los dos que más débiles estaban: uno de los negros enteros y el blanco y negro.<br />
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El problema estaba en que aún le faltaba un tiempo a la reforma de casa, y claro, estarían mejor en el jardín aquel, atendidos varias veces al día por las dos improvisadas enfermeras, que en una casa llena de polvo, escombro y herramientas peligrosos. Así pues, los dejamos allí un par de semanas más, manteniendo el contacto para saber de ellos. Nos enteramos de que los cuatro cachorros eran hembras, y la más chiquitita, la negrilla, murió al poco de nuestra primera visita. Con esta fatídica noticia, volvimos a querer un único cachorro.<br />
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Cuando la obra ya estaba a punto (sólo quedaban detallitos que no importunarían la vida de los gatitos), fuimos a avisar a nuestro amigo y su familia de que nos los llevaríamos pronto. Volvimos a verlos, ya que al estar las tres que quedaban sanas y espabiladitas, al final elegimos quedarnos con la blanca y gris, que (perdón por la superficialidad), era a mi parecer la más bonita de las tres, con ojitos verdes que parecían maquillados con <em>eye-liner </em>y todo. <strong>NALA. </strong>No había duda de que ella iba a ser mi gatita.<br />
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Y entonces, la madre de nuestro amigo nos dijo:<br />
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-Allí hay otra gata que parió más o menos al mismo tiempo y también tiene unos cachorritos muy monos. Igual os gusta alguno y así os lleváis dos, que si se quedan muchos gatos los vecinos acabarán llamando a la perrera para que no haya tantos...<br />
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Nos asomamos a verlos y, entre ellos, había dos machitos pelirrojetes preciosos. Dani que de niño tuvo una gata de ese color y siempre ha querido "repetir", se enamoró de ellos al instante. Así que decidimos adoptar también al más pitufito de los gatitos naranjas. <strong>GOKU.</strong> Mi peluchito.<br />
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Entonces tenían mes y medio. En casa los metimos en una cajita, y dado que las dos camaditas habían jugado juntos en su jardín, ellos dos ya eran amiguitos, y acurrucados uno junto a otro, explorando los ratitos que les dejábamos, pasaron la primera noche junto a sus nuevos papis, y siendo también por primera vez uno hermano del otro. <br />
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Han pasado ya casi cuatro meses, y os puedo decir que los adoro. Son geniales: vienen cuando los llamo como si fueran perritos, nos esperan en la puerta cuando nos vamos, les encantan las caricias...<br />
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A Nalita le encanta dormir acurrucada junto a mí, y darme besitos tooooda la noche. Por más veces que la llame cansina, me gusta un montón despertarme con sus mimitos y ronroneos. Además, en cuanto me muevo me sigue por toda la casa, incluso me abraza una pierna cuando ve que me marcho a trabajar para que me quede a su lado. Me quiere casi tanto como yo a ella.<br />
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Goku es un tranquilón. Puedes cogerlo como te plazca, el tío ni se inmuta. Está hecho para los brazos. Es un traviesillo, cualquier cosa que vea en la mesita o en la barra del salón es objeto de un robo por su parte: sigilosamente, lo coge con su patita, se lo mete en la boca, y lo lleva donde a él le apetezca jugar. Y, si por él fuese, comería de todo (incluso un día le pillamos comiendo ajo). Me parto con él.<br />
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Lo que más me gusta no es sólo lo que nos quieren a nosotros, sino el vínculo que se ha creado entre ellos. Los gatos suelen tener fama de traicioneros e independientes, pero en su caso, más bien al revés: hay una lealtad entre ellos que ya querrían muchos humanos. Por ejemplo, un día, sin querer, dejamos a Goku encerrado en un armario. Empezamos a buscarlo y no aparecía, así que hicimos nuestro truco secreto: mover la bolsa de su comida. Cada vez que la hacemos sonar, estén donde estén, los dos aparecen corriendo a nuestro lado. Pero en esta ocasión, el desparecido Goku no salió de su escondrijo, y curiosamente, Nala, que estaba a la vista y oía perfectamente la comidita moverse, seguía quieta junto al armarito del comedor. Extrañados, la observamos mejor y vimos que no paraba de rascar la puertecilla y maullar, como si intentase abrirla o pedirnos que lo hicésemos nosotros. Cuando lo hicimos, salió nuestro chico a todo trapo, y sólo entonces acudió Nala al comedero.<br />
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Otro día los llevamos a casa de mis padres. Ellos tienen una gata algo mayor que ellos, jovencita pero ya adulta y con más cuerpo, y aunque es muy buena, como cualquier animal territorial, se puso algo a la defensiva al ver a esos dos extraños invadir su hogar. Mis chiquitines estaban asustados, y no se atrevían a acercarse. Tampoco Bella, la "dueña" de la casa se acercaba a ellos, hasta que se le ocurrió ponerse junto a Nala y darle un zarpazo. Goku, que hasta ese momento se había mantenido apartadísimo del peligro, salió corriendo, se interpuso entre las dos hembras y le devolvió el zarpazo a Bella, defendiendo a su hermana de algo que a él le asustaba tanto como a ella.<br />
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Total, que como veis se me cae la baba hablando de ellos como a cualquier madre primeriza. Y es que, como sabréis todos los que seais amantes de los animalejos y tengáis mascota, a los bichitos se les quiere como a uno más de la familia.<br />
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Y yo a mis chiquititos, ¡los adoro!</div>
Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-27436080705202441932011-12-24T01:50:00.000-08:002011-12-23T16:50:17.169-08:00Carta a Papá Noel<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEJH1uhiieJAX15ROEy3H19U_evAkJD_z92mcvn36JBkPZu3plRI-kGbilt_tvqj25qxEC0OEAluHM8TDm36BHIQQp6HD1Ullf8g-CEcCO6Fo2uUU3AkPT1H9zMecpRkUeEz3C8FmBjGk/s1600/carta.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" rea="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEJH1uhiieJAX15ROEy3H19U_evAkJD_z92mcvn36JBkPZu3plRI-kGbilt_tvqj25qxEC0OEAluHM8TDm36BHIQQp6HD1Ullf8g-CEcCO6Fo2uUU3AkPT1H9zMecpRkUeEz3C8FmBjGk/s320/carta.jpg" width="238" /></a></div>
Querido Papá Noel:<br />
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Este año he sido muy bueno. <span style="font-family: inherit;">Como ves, he mejorado mucho en lo de escribir. Eso es porque ya estoy en tercero de primaria. Mi <em>profe</em> dice que soy un niño listo y obediente, pero como tú lo sabes todo, ya estarás enterado de que también soy algo despistado: a veces no hago los deberes o me dejo el cuaderno en casa, sobretodo si pasan Cosas Malas.</span><br />
Me como todo lo que me dicen las cuidadoras del <em>come </em>o mi mamá. Bueno, casi todo, pero lo que me dejo es porque todo el día tengo angustia y no me apetece llevarme nada a la boca. <br />
Sé que sigo mojando la cama después de tener una pesadilla o de escuchar Cosas Malas, pero al menos limpio yo solito las sábanas.<br />
Con mi hermanita Nuria me porto muy bien: comparto mis cosas, juego con ella y le enseño a tratar bien a sus muñecas (aunque no me hace caso). La cuido todo lo que puedo y trato de hacerla reir cuando pasan Cosas Malas.<br />
Por todo eso, creo que me merezco un regalo muy especial. Este año no quiero pedirte juguetes. Sé que todos los niños de mi cole van a pedir juguetes. La mayoría quieren juegos para la Wii o la Nintendo DS. Algunos prefieren Legos, el Saxo McQueen teledirigido, figuritas de Bob Esponja... Y casi todas las chicas quieren a las Monster High y sus accesorios. Pero yo no quiero jueguetes. Los juguetes pueden comprarse con dinero, y el dinero lo pueden conseguir las personas. Lo que yo quiero es algo que sólo puede conseguir alguien mágico, igual que tú. No te enfades si no te gusta la idea, ¿vale? <br />
Quiero que te lleves a mi papá. Sé que los niños buenos tienen que querer a sus papás, pero yo estoy cansado de querer al mío. Estoy cansado de seguir queriéndole aunque le grite a mi mamá. Aunque llegue borracho y con manchas de pintalabios rojo, y luego le diga a mi mamá que busca fuera de casa lo que no le da ella, porque ella es una inútil que está gorda y que la comida que hace es una M, y la llama la palabrota más grande, esa que empieza por la letra P. Me canso de quererle aunque todas las noches tire a mi mamá sobre el suelo, y le quite la ropa y le haga cosas que no entiendo mucho pero que sé que ella no quiere hacer, sobretodo cuando Nuria y yo estamos despiertos. Me resulta agotador quererle cuando esucho <em>PLAF, PUM, </em><em>PLAF, ZAS,</em> en la habitación de al lado, y al día siguiente mi mamá tiene morados por toda la cara y en los brazos. Me quedo sin fuerzas para quererle cuando imagino que mi mamá se está rompiendo, igual que se rompen las muñecas de Nuria cuando ella les estira del pelo y les pega. No puedo quererle si por su culpa mi mami va a ser una muñeca rota.<br />
Perdóname, Papá Noel, pero ODIO a mi papá. Aunque eso me convierta en un mal niño, a ti no puedo mentirte. Odio que diga a los familiares, a los amigos y a los vecinos cuánto nos quiere y cuánto trabaja para darnos lo mejor. Y odio que toda esa gente diga que es un buen hombre. Lo siento, de corazón. No quiero ser malo. Pero menos le quiero a él.<br />
Por eso te ruego que te lo lleves, aunque nunca vuelvas a regalarme nada más por haber sido malo ahora. Pero si te lo llevas, te aseguro que después sólo podré ser bueno: no tendré nada de que preocuparme, así que nunca me olvidaré de los deberes. Como no tendré angustia, jamás me dejaré nada de comida. Como se acabarán mis pesadillas, no volveré a ensuciar la cama. Y como Nuria ya estará feliz, me saldrá genial lo de enseñarle a tratar bien los juguetes.<br />
Papá Noel, sé bueno conmigo estas Navidades en las que yo estoy siendo malo, y yo dejaré de serlo en cuanto acaben de pasarnos Cosas Malas. Por favor.<br />
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Besos para ti y para los renos.<br />
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Firmado:<br />
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<u>Javi</u>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-75845416337763242562011-11-08T03:00:00.000-08:002011-11-08T03:00:11.420-08:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW0pRzIV-7KpjsOdo2MqtsMmUkr2pvvd36LVk3nuGhtnPY5T4kLUSsfwGh6-fLEVXOJBhd7tl_kDSSllHYi69vFZB8eqZP2E2FIujLI3Kaxual_-INoIf9b9kjq7wmqmFET4HBGvqXtVI/s1600/P8110161.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" ida="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW0pRzIV-7KpjsOdo2MqtsMmUkr2pvvd36LVk3nuGhtnPY5T4kLUSsfwGh6-fLEVXOJBhd7tl_kDSSllHYi69vFZB8eqZP2E2FIujLI3Kaxual_-INoIf9b9kjq7wmqmFET4HBGvqXtVI/s320/P8110161.JPG" width="320" /></a></div>
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Ocho de noviembre de 1991. Aunque la niña aún no sabía qué era eso de la fecha, pues tenía tan solo tres añitos. Pero sí que sabía que aquel día era especial. Bien que lo notaba en los nervios que le hacían cosquillitas en la barriga. Iba de la mano de papá, con su tía unos pasos más alante. Subieron unas escaleras, despacio, puesto que sus cortas piernas no podían ir al ritmo de las de sus familiares adultos. Pasillos silenciosos, y una puerta. Papá abre la puerta y en una cama está mamá. La niña quiere mucho a mamá, pero no es a ella a quien quiere ver. Lo que le interesa es esa cosa pequeña que hay a su lado. Esa cabecilla llena de pelo negro que está quietecita en la cuna. Lleva mucho tiempo deseando conocerla, pero ella no quería salir de la tripa de mamá. Al fin se ha decidido a salir al mundo a conocer a toda esa familia que esperaba con alegría su llegada. Por fin ha llegado el día en que la niña puede conocer a la famosa Ana Sheila, esa hermanita de la que tanto han hablado los últimos meses en casa, que ella llegó a ver en una tele en blanco y negro que tenía el médico (aunque más que una niña, esa cosa de la pantalla parecía una cesta). "¡Ya soy una hermana mayor!", pensaba la chiquilla, emocionada. Sin embargo, la ilusión la tenía paralizada, no podía decir apenas nada, y aunque sus papás la instaban a acercarse a la cuna a ver al bebé, ella no conseguía casi moverse. Al final pudo hacerlo y vio, por primera vez, la carita que más le iba a gustar durante toda su infancia.<br />
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La carita a la que "cuidaría" al principio. El bebé cuando jugaba a las mamás, la alumna cuando jugaba a profes. La que le rompería sin querer los recortables o "su diente más bonito" pero luego vendría a abrazarla y a pedirle perdón. La que se pasaría las noches en vela en la cama de al lado, hablando de cualquier cosa, imaginando cualquier historia. La que siempre la acompañaría y aquella con la que casi nunca pelearía (y si acaso lo hacían, acabaría siendo taaaan divertido como una guerra de escupitajos en la que todos los gapos irían a parar a la torpe hermana pequeña que no sabe ni escupir, muahaha). Su cómplice cuando hablaran de chicos guapos; consejera si hay corazones rotos. Ladrona profesional de ropa y maquillaje. Prestadora profesional de ropa y maquillaje. La bailarina más guapa de cualquier escenario. La psicóloga personal de su hermana mayor aún cuando no había decidido ni qué estudiar y solamente era un "despojo social" (payasita). <br />
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La mejor hermana del mundo. MI AMIGA HERMANA PARA SIEMPRE.<br />
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Ya han pasado veinte años exactos desde que te vi la primera vez, Anita. Y ese día me enamoré de ti, y desde entonces no he dejado de quererte ni un solo segundo.<br />
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¡¡¡FELICIDADES!!!Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-44381717251410398312011-07-29T13:02:00.001-07:002011-07-29T13:24:04.778-07:00Alejandro, mi bichejo favorito<p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVRBGDsrMumDutuh2WUSpUNLW_mKh9f_1f7bNMf1bnbaaFdA4aBFvLTx99K68-yGt6jJRUNB3ItJCL8nuwRN2gcMrfTWBN1mQw_6_hwA6Rf64Gcy3EbMT3yJ4fRKrrpEEWcVR9eUWL6Xk/s1600/IMAG0254+-+copia.jpg"><img style="WIDTH: 320px; HEIGHT: 320px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5634867414074791506" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVRBGDsrMumDutuh2WUSpUNLW_mKh9f_1f7bNMf1bnbaaFdA4aBFvLTx99K68-yGt6jJRUNB3ItJCL8nuwRN2gcMrfTWBN1mQw_6_hwA6Rf64Gcy3EbMT3yJ4fRKrrpEEWcVR9eUWL6Xk/s320/IMAG0254+-+copia.jpg" /></a></p><br />Hace ya bastante tiempo hablé de mi primo Izan, el más enanito de mi familia. Pero creo que nunca he hablado de mi chico grande: Alejandro.<br /><br />Álex es para mí el niño más especial del mundo. Ojo, adoro a Izan igual, pero mi Bicho fue el primer primo pequeño que nació teniendo yo uso de razón (casi 16 añetes). Hacía mucho tiempo que yo anhelaba tener otro pezqueñín en la familia, por eso su llegada fue tan mágica. Recuerdo la primera vez que lo vi, en el hospital de San Juan, al día siguiente de su nacimiento... Un renacuajillo rubio de ojos azules (cosa que costaba de ver, ya que ese día apenas los abrió).<br /><br />Siempre he tenido más o menos claro que quería estudiar Magisterio, pero al mismo tiempo dudaba entre otras opciones. Me interesaba la Psicología y el Periodismo (el de verdad, no las mamarrachadas que se hacen llamar así hoy en día). También me atraían Filología Hispánica o Inglesa. Y aunque en el fondo sabía que mi vocación eran los mañacos, fue aquí mi mocito (junto con otra experiencia que en alguna ocasión explicaré y que tuvo lugar unos meses después de aquel 14 de mayo que lo vio nacer) el que terminó de convencerme. Jugar con él, hacerle "cucamonas", las ansias que tenía por enseñarle a hacer cosas y la satisfacción de verle aprender... Todo eso constituyó uno de los dos "empujones" que me llevaron a ser seño.<br /><br />Resulta curioso, el otro día hablé con él de estos asuntillos. Tiene ahora siete años, y le encanta quedarse a dormir en mi casa y jugar a TODO lo jugable. Y yo, aunque termino hecha polvo y con necesidad de oxígeno (o casi), estoy encantada. En una de esas ocasiones en las que invade mi casa y me roba la energía, me dijo que él también quería ser profe (además de futbolista, of course, que mi niño es un culé de pura cepa como su prima). Yo le conté lo que él fue parte importante en mi decisión de serlo, y que estaba deseando poder trabajar de maestra de verdad y no sólo en el comedor. Él, con la curiosidad normal en un pitufo de su edad, me preguntó el motivo por el que no ejercía como profe, y yo me maté a explicarle con palabras que él pudiese comrpender que como hay mucha gente que estudia para ser maestro, no hay clases para todos y tenemos que hacer exámenes un poco complicados y que muy pocos consiguen hacerlo lo suficientemente bien. Y, ¿sabéis qué me contestó?: "Jolín, prima, pues entonces creo que voy a ser sólo futbolista, porque si tengo que hacer tantas cosas como tú para que al final no me dejen trabajar, mejor no soy profesor y me dedico al fútbol nada más".<br /><br />Sin palabras, me quedé. Me reí mucho, porque mi peque siempre me hace reir, pero lo cierto es que, al paso que vamos, los niños del mañana tendrán más posibilidades de fichar en un equipo medio bueno que de conseguir plaza en unas oposiciones...<br /><br />En fin, que me voy de tema: lo que quería decir es que estoy segura de que haga lo que haga, mi Álex va a triunfar en la vida y alcanzará las metas que se proponga, por ser el niño más guapo e inteligente del mundo.<br /><br />Te quiero, Bichejo.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-23945220141687082612011-03-01T02:55:00.000-08:002011-03-01T07:03:56.993-08:00Cincuenta años soñando juntosEn mi última entrada ya adelanté que pronto iba a suceder algo muy bonito y que me tenía ocupadilla... Pues bien, ha llegado el momento de hablar ello. Es algo que lleva ilusionándonos a toda la familia desde hace varios años, cuando a mi abuelo se le ocurrió hacer una cosa maravillosa: pedirle a mi abuela que volviese a casarse con él. Pues sí, mis abuelos son de esas pocas afortunadas personas que consiguen aguantarse durante cincuenta tacos y siguen amándose como el primer día.<br /><br />Creo que ya hablé hace muchísimo tiempo por aquí de mis abuelos. Son otros padres para mí. Viven en el mismo edificio que yo. Es más, mi única tía por parte materna también vive aquí con su marido y sus tres hijos, así que somos una familia, como dice mi primo mayor, tipo clan gitano: estamos siemrpe unidos, los problemas de unos son los de los otros... ¡Y somos bastante escandalosos!<br /><br />Cuando de niñas nos aburríamos mi hermana y yo, cogíamos las escaleras ys ubíamos en un minutos los dos pisos que nos separan de ellos para jugar en su casa. Cda vez que mis padres tenían que salir, ellos nos han "adoptado". Los fines de semana nos turnábamos con mis primos para dormir allí: viernes los chicos de Juani, sábado las chicas de Cati. Y por la mañana, los que no habían dormido allí iban corriendo para tomar con sus <a href="mailto:prim@s">prim@s</a> el desayuno de mi abuela: un cola-cao con papajotes (comida típica del pueblo).<br /><br />Vamos, que para mí no puede ser más especial nada que las bodas de oro de mis yayos. Encima...¡ he sido la madrina! Y claro, yo, que soy una persona con cero importancia, que jamás he hecho algo así vistosillo... Estoy que no quepo en mí de alegría.<br /><br />En resumen, este sábado ha sido precioso... Lleno de sorpresas. Un par de semanas antes, les anunciamos que harían una segunda luna de miel a Málaga (a mis abuelos les encanta Andalucía, para eso es su tierra, y mi abuela la pobrecita no está para irse mucho más lejos...). Ellos no estaban muy convencidos, porque los dos solos, con mi abuela pachuchilla, y tan lejos... Lo que no sabían era la sorpresa que les aguardaba en el lugar del que salía el autobús, al día siguiente de la boda...<br /><br />El mismo sábado, 50º aniversario de su enlace, nos vestimos todos de punta en blanco, la madrina (moi) con el novio, el padrino (mi primo mayor) detrás con la novia... Toda la familia siguiéndonos: las hijas, el resto de nietos, yernos, hermanos y cuñados y de los novios, la novia de mi primoy el mío, más vecinas, dos amigas de mi prima y mis queridas Nenukys.<br /><br />La ceremonia fue un poco... ¡de película!<br /><br /><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiT6ODOdXlB6zRKcWLekElskdRlYlW7JKooFaJwUDNVngHDYapIJUmC9t7knxNnk_I36EhJ05sLimCT-ClErjgMuKPZCbOruAmBGg65wT0FY_QjGO7P1MfFb91LFu-W2w3XqTclM3OFLg8/s1600/Copia+%25282%2529+de+sabadOOOOOO+2011+001.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579071193229471858" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 214px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiT6ODOdXlB6zRKcWLekElskdRlYlW7JKooFaJwUDNVngHDYapIJUmC9t7knxNnk_I36EhJ05sLimCT-ClErjgMuKPZCbOruAmBGg65wT0FY_QjGO7P1MfFb91LFu-W2w3XqTclM3OFLg8/s320/Copia+%25282%2529+de+sabadOOOOOO+2011+001.jpg" border="0" /></a><br /></p><br /><br /><br /><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgouex1dkh0nAqJEX8Oqr1o-ddfAXzNxvL5N0DHCutB0r1GhtB2VKU9fUstawLHYu9yAsPqcrFlsGA_EFRXD6_wieWIIhyjD_8f-HfV8X9YzYRWy9ZlOYKtjajN3nTatI7uPnzOTBCmR9A/s1600/Copia+%25283%2529+de+sabadOOOOOO+2011+001.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579122913395412050" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 216px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgouex1dkh0nAqJEX8Oqr1o-ddfAXzNxvL5N0DHCutB0r1GhtB2VKU9fUstawLHYu9yAsPqcrFlsGA_EFRXD6_wieWIIhyjD_8f-HfV8X9YzYRWy9ZlOYKtjajN3nTatI7uPnzOTBCmR9A/s320/Copia+%25283%2529+de+sabadOOOOOO+2011+001.jpg" border="0" /></a><br /><br /></p>- La novia acabó entrando por el pasillo antes que el novio.<br /><br />- No sabíamos cuándo teníamos que leer mi hermana, mi prima y yo, salimos improvisando.<br /><br />- La novia no llevó el ramo de flores precioso que habíamos preparado.<br /><br />- Me equivoqué y fui a tomar la Hostia con toda la familia, cuando la madrina tiene que quedarse junto a los novios (se nota que no estoy yo muy puesta en temas eclesiásticos :s)<br /><br />- La novia estaba resfriadísima y leyó con voz de camionero los votos. Además, tiene la vista fastidiada y no veía apenas las letras, por lo que el cura tuvo que ir soplándole.<br /><br />- El novio interrumpió al cura para preguntarle si luego podían subir sus dos nietas pequeñas (mi hermana y mi prima) a leer unas cosillas.<br /><br />- Cuando subieron las dos a leerlo, mi prima se emocionó y acabó llorando. Su padre subió para solucionarlo y acabarlo él, pero también se puso a llorar y así, el segundo escrito quedó sin ser leído de forma muy... extraña.<br /><br />-Lo mejor de todo: nos olvidamos los anillos. Sí, sí... El cura: "Y ahora pasamos al intercambio de anillos". Allí todo el mundo mirando a mi madre, que era quien los llevaba. Y ella llorando buscando los anillos dichosos. Que no aparecían. Total, que resulta que los había sacado para enseñárselos a su prima, y no los volvió a guardar. Toda una anécdota.<br /><br />Después de todos estos... imprevistos, salimos a recibir la lluvia de arroz, novios y padrinos detrás, que acabamos peor que ellos... Los cuatro repletos de arroz, y yo, con mi vestido negro, llena de marcas blancas, como los hombres.<br /><br />La comida, muy buena, comí hasta senti dolor de barriga por la presión. Y me encantó verlos emocionados con las sorpresas: un álbum digital con fotos escaneadas que preparamos mi mami y yo de su juventud, de sus hijas de peques, de sus nietos de peques... Luego un vídeo-cuento que les hice con su historia, narrado como un cuento y grabado con música de fondo, también les hice llorar un poco...Qué mala soy =s<br /><br /><div align="left">Después comieron (a mí no mi cabía) una tarta preciosa y repartimos los regalitos: unos espejos para las chicas y unas calculadoras con boli para los chicos que compró mi mami y una parejita de novios viejitos de fieltro que hice yo para cada casa de recuerdito =)<br /><br /></div><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdytwl-Jt_19bosbalcIarN7OeG4ifKiRsqlKojJsE1ZQvvX1QjCkne2wimKcWKuj1ukfnDsrHx8b7AASlx85xVy1kBQxrtjXGZ7pcKRxSJax59SN6uzRyjbIymBk5ROl0GEw9Ez6Dbyo/s1600/P3101149.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579126598851437986" style="WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdytwl-Jt_19bosbalcIarN7OeG4ifKiRsqlKojJsE1ZQvvX1QjCkne2wimKcWKuj1ukfnDsrHx8b7AASlx85xVy1kBQxrtjXGZ7pcKRxSJax59SN6uzRyjbIymBk5ROl0GEw9Ez6Dbyo/s320/P3101149.JPG" border="0" /></a></p><div align="left"><br />Quitando el hiper-resfriado de mi yaya, todo muy chulo.<br /><br />Y lo mejor: al día siguiente, llevándolos a Alicante para salir a Málaga, con los dos quejándose por no querer ir solos, al bajar del coche de mi padre, ven que mi madre saca la cámara y se pone a grabarlos. Mi abuela, extrañada, pregunta que qué hace mi madre grabando, y en eso que, al girar la esquina, se ve de frente con todos los hermanos de mi abuelos y su cuñada. ¡Toda la familia iba con ellos! Así, ya sí les apetecía irse de vacaciones sin miedo a estar solitos por ahí...<br /><br />En definitiva, una experiencia preciosa: acompañar a mis segundos papis en el segundo día más especial de su vida.<br /><br /><br /></div><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPhDAux9lY8LRcHEhZm_t_j4651gbHZpKx8C_TYbEsQMU71UDuB-vKlIRTnxu77D-Yxvwv_kaz-VgoSEe-c9DwOq0EtbdlHywwixoJdVIqPXmQ6OhtGMcHub5icAyu7K2umYI3Bep_IGc/s1600/Copia+%25285%2529+de+sabadOOOOOO+2011.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579123436999157970" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 215px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPhDAux9lY8LRcHEhZm_t_j4651gbHZpKx8C_TYbEsQMU71UDuB-vKlIRTnxu77D-Yxvwv_kaz-VgoSEe-c9DwOq0EtbdlHywwixoJdVIqPXmQ6OhtGMcHub5icAyu7K2umYI3Bep_IGc/s320/Copia+%25285%2529+de+sabadOOOOOO+2011.jpg" border="0" /></a></p><div align="center"><br /><br /><br />¡Os quiero, yayos!</div>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-48145685397667611412011-02-07T03:08:00.000-08:002011-02-08T10:23:02.728-08:00Frases de niños del comedorBueno, aunque haga mil que no hable por aquí, ¡sigo viva! Eso sí, entre el trabajo, el comedor, los preparativos DEL GRAN DÍA (del que hablaré en otra ocasión y que tendrá lugar el día 26 de este mes), y hasta hace poco las opos... Sí, hasta hace poco porque resulta que en este país no necesitamos maestros, se conoce, y no dan plazas en ningún lado, apenas... Me consuela que estoy en la bolsa de la Comunidad Valenciana, y rezo porque el año que viene me llamen para hacer alguna sustitucioncilla... ¡Vaya ganas de destrozar nuestra preciosa vocación! =(<br /><br />Pero a lo que vamos, que al fin y al cabo puedo estar rodeado de enanos desdentados en el comedor. Mis niños son de 1º y de 2º, es decir, que los más peques han cumplido los seis en 2010 y los más mayores están empezando ahora a cumplir ocho.<br /><br />Y, ¿cómo no?, ya han empezado a deleitarme con sus ingenuidades, inocencia, candor y toda su gracia. Aquí van algunas de sus frases:<br /><br />-ANAÏS, 7 años:<br />Estábamos otra monitora y yo paseándonos por ahí con las tijeras para cortar la carne, y a la otra monitora se le ocurrió hacer la gracia de preguntar: "¿quién quiere que le corte el pelo?". Anaïs, que es un poco pijilla y tiene un pelazo, dijo: "Ay, pues córtame las puntas solo, que las tengo un poco estropeadas".<br /><br />- JAVIER M., 6 años:<br />Me interesé por saber qué querían ser de mayores, y Javier, como muchos niños de su edad, contestó que quería ser policía. Eso entraba dentro de lo normal, lo que me dejó a cuadros fue que me explicó el motivo: "Así puedo detener a mi padre, qu siempre me castiga".<br /><br />-ALBA, 7 años:<br />En el patio empecé con ella a jugar a adivinar animales mediante pistas. Sus pistas fueron estas: "No tiene pelo, sólo una cresta. Además, es más grande que un hotel de cinco estrellas". Yo no podía imaginarme qué animal podía ser, así que me rendí. "Un gorila", me dijo con expresión triunfante. "Pero Alba, los gorilas sí tienen pelo, y sobretodo... ¡Miden menos que un hotel de cinco estrellas!", me quejé. Y ella, con cara de estar mirando a una ignorante, me pregunta: "¿Pero es que tú no has visto King Kon?"<br /><br />-DANYL, 7 años:<br />Danyl es ucraniano, llegó a España el año pasado y ha aprendido perfectamente el idioma, pero sus erres siguen siendo muy fuertes. Además, es un niño 2muy salao", por lo que diga lo que diga ya consigue hacer reir. Pero este día aún más: Eunice (es nombre de niñ<strong>A</strong>) tenía un día movidito y no paraba de molestarlo: le daba besos, abrazos, apretones... Y el pobre Danyl, que ya de por sí tiene tirria a la comida española, no avanzaba nada con su plato. De repente, a Eunice no se le ocurre otra cosa que ponerse de espaldas al público de rodillas en la silla, y hacer un calvo. Danyl, asombrado ante tamaña falta de respto en la mesa, viene a chivárseme: "Lorrrrena, Eunice está enseñándome la pichurrrrra".<br /><br />-JAVI R., 6 años:<br />Le pregunté si tenía novia, y él, cual estrella televisiva, puso cara de interesante y me dijo que estuvo con Roser. Yo le dije: "¿Y ya no?", "No, me dejó por Nico". Apenada, le dije: "Lo siento... ¿La echas de menos?, a lo que el niño me contrestó: "¡Qué va! Roser ya forma parte de mi pasado, es más ¡todas las novias forman parte de mi pasado!". Futuro "single".<br /><br />-KENEDI, 7 años:<br />Un día, Claudia y Alejandra V. estaban peleándose. Alejandra F. me viene apuradísimo a chivarse: "¡Lorena! Corre, Claudia le ha dado a Alejandra V. una patada ahí", afirmó señalándose entre las piernas. Y Kenedi, que siempre tiene que corregir los chivatazos del resto y dar su versión, la contradijo: "Es mentira... Claudia no le ha dado a Alejandra V. una patada en los huevos...".<br /><br /><br /><br />Nada más, señores, que llego tarde a seguir escuchando las grandes frases de estos mocosetes que, como veis, a sus siete años no tienen ni idea de diferenciar niños de niñas... Au revoir!Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-38887925223407026202010-11-15T07:01:00.000-08:002010-11-15T07:08:10.679-08:00Medalla de bronce en mi especialidadHoy, estando en una plaza en la que estaban reunidas alrededor de unas mil personas, alguien, cuya identidad desconozco, ha tenido la genial idea de lanzar un petardo borracho, que ha atravesado toda la plaza y ha quemado el pelo de una niña, el culo de una señora, y mi espalda, agujereando mi camiseta. De entre un millar de personas, tan solo dos tienen peor suerte que yo. Debo haber hecho algo malo, pues mi karma me las quiere pagar.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-5448467730717231082010-10-15T00:50:00.001-07:002010-10-15T01:29:45.537-07:00El móvilEsperaba, como siempre, el sonido del teléfono. Pero sólo si al descolgar fuera su voz lo que escuchara. Llevaban tres años de relación, y sus peleas, inapelablemente, eran como aquella: ella le recriminaba a él algo, él se subía por las paredes, la discusión subía de tono para que el chico acabase desapareciendo unos días, no sin antes llamarla amargada.<br /><br />A veces llevaba razón él en los enfados. Otras ellas. Pero de cualquier forma, siempre era la muchacha quien debía dar el primer paso a la reconciliación. Y él quien se hacía de rogar hasta que decidía aceptar sus disculpas. Miguel era español, y como tal, había hablado siempre la lengua castellana, pero aún así nunca había aprendido a decir “perdón” en ese idioma.<br />Al principio, ella solía llamarlo justificándose y rogando que olvidaran los rencores, pero él le contestaba con ironías y soberbia, por lo que se prometió a sí misma que, por más que doliese, jamás volvería a arrastrarse ante él. Así que comenzó a hacer algo peor: dejaba que fuese él quien regresara cuando se le antojara y ambos fingían que no había pasado nada. Ni siquiera tenía derecho a preguntar qué hacía su novio en sus improvisadas ausencias, ya que de ese modo sólo conseguía volver a provocar su enojo.<br /><br />En resumen, cuando la chica reclamaba el perdón, él no se lo concedía sin humillarla cuanto podía. Pero si era Miguel quien tenía ganas de buen humor, quedaba impune sin siquiera formular una disculpa.<br /><br />En esas estaba aquella tarde, casi anocheciendo: sola, en casa, con la tele encendida pero manteniendo fija la mirada en la pantalla del móvil, malgastando sus esperanzas en vano. De pronto, la luz se encendió. Ilusionada, leyó el nombre de la llamada entrante, para llevarse un chasco: era Noelia, una de sus mejores amigas. Habían quedado todas para cenar esa noche. Ella sería, como de costumbre desde que empezó a salir con Miguel, la única que iba a faltar, así que estaría bien que acudiese. Aunque fuese por una vez. Ante el tonito de reproche de Noelia, acabó accediendo. Se arregló rápidamente y bajó al punto de encuentro.<br /><br />En la cena tomaron vino. Ella no estaba acostumbrada a beber, por lo que enseguida notó los efectos del alcohol. Ahogó en él a duras penas el recuerdo de su pareja y de cómo la ignoraba, al tiempo que se dispuso a regalarse esa noche solamente a sí misma.<br /><br />A la mañana siguiente, se despertó con una inusual resaca y pasó varias horas llorando, aumentando así su jaqueca, por la inexistente llamada de Miguel. Entonces oyó el tono de su móvil. De nuevo, se abalanzó desesperada sobre él, y de nuevo cayó en un pozo de desilusión: era un número desconocido.<br /><br />“Igual me llama desde otro teléfono”, pensó, y descolgó el aparato con una llamita de esperanza. Ésta se vio truncada cuando, al otro lado de la línea, sonó una voz masculina, pero no la que ella deseaba escuchar. Su interlocutor le dijo que era un chico al que habían conocido ella y sus amigas la noche anterior. Vagamente recordó a Eric, un joven morenito, no muy guapo pero con una sonrisa sincera y afectuosa a quien contó, al borde de las lágrimas, su historia con Miguel. “Qué vergüenza”, pensó sonrojándose. Aunque se tranquilizó cuando recobró otro recuerdo: Eric también le había hecho a ella la confesión de que hacía varios meses que su chica lo abandonó y desde entonces estaba bastante hundido. Aunque resultase cruel, se sentía reconfortada por no ser la única pringada que se enamorase de alguien que no se merecía ese amor.<br />Mientras pensaba en todo esto, no se dio cuenta de qué le decía su nuevo amigo. Le dijo que si podía repetirle la pregunta, y él le contestó con una invitación a tomar algo esa tarde. “A no ser que te haya llamado ya tu novio”. Ella eludió esa información y contestó sólo que no le venía muy bien. “Resaca”, alegó.<br /><br />La llamada se repitió los dos días siguientes, y ella siempre rechazaba la idea de quedar con él, poniendo excusas absurdas. Aún así, las tres llamadas fueron largas. Eric hacía reír a la chica. Sin embargo, pasaba toda llamada en tensión por si justo en ese momento a Miguel le apetecía hacer las paces, la llamaba, y la encontraba comunicando.<br /><br />Tras cuatro días sin saber nada de él, se sorprendió que esa mañana, al despertarse, el nudo de su tripa era más débil, y que el anhelo de que Eric la llamase era directamente proporcional a la desilusión porque Miguel no lo hacía.<br /><br />Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta. Fue a abrir y se encontró cara a cara con Miguel.<br /><br />-Hola, nena. ¿me has echado de menos?- espetó sin mirarle a los ojos al tiempo que la abrazaba. Ella se zafó de su abrazo. Siempre le había dejado hacer y se llenaba de alivio cuando él volvía así. Pero esa vez no. Sólo pudo sentir repulsión.<br /><br />-¿De menos? Lo que llevo es tres años echándote de más – él la miró, estupefacto-. Mira, Miguel, lo nuestro se ha acabado. No puedo pasarme días esperando que llames o aparezcas. Debo vivir mi vida, no la de alguien que sólo se preocupa por la suya.<br />Y le cerró la puerta en las narices.<br /><br />*******************************************************************<br />En la otra punta de la ciudad, Eric marcó el número de la chica. Gruñó algo y lo borró. Ya la había llamado tres veces, no quería ser un pesado. En el fondo sabía que lo rechazaba con excusas, pero quería creer que de verdad tenía compromisos que le impedían tomar con él un triste refresco. Además, ella tenía novio. No le gustaba meterse en medio de una pareja, pero sabía, por lo que ella le había contado, que él no la merecía. Ningún hombre capaz de hacer llorar a su chica merece su amor. Resignado, pensó: “Otra más que echa su vida por la borda por no perder la estabilidad de un novio que, posiblemente, pase muchos años a su lado. Jodiéndoselos todos”. Suspiró. Ni era la primera ni sería la última, tampoco iba a ser él el superhéroe que la rescatase de una existencia infeliz. Así que decidió no volver a llamarla. Y se sintió fatal porque la chica era, de verdad, muy buena.<br /><br />Justo en ese momento, sonó su móvil. Miró la pantalla y vio que era ella. Sonrió mientras cogía la llamada que supondría el inicio de su nueva y feliz vida.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-89677921680449034472010-07-18T01:51:00.000-07:002010-07-19T04:20:18.528-07:00Culpable. Segunda parte.<strong>Por si las moscas, esta entrada es la continuación de la de abajo, así que si queréis leerlo entero, seguid bajando un rato y luego, vuelta "pa' riba" :)</strong><br /><br /><br /><br /><br /><p align="center"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5495175923066052418" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 223px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/TELJYyihn0I/AAAAAAAAAOM/fq_LLQ9tFYw/s320/maltrato1.jpg" border="0" /></p><br /><br />No lo logro comprender. Hemos tenido un día perfecto, y por culpa del alcohol, tiene que estropearse. Ojalá no bebiese nunca más... Vale, no suele hacerlo, pero es que cuando bebe más de la cuenta, se vuelve de un paranoico...<br /><br />¿Es normal que se enfade por esa chorrada? Es cierto que nos hemos reído de él porque se quedase durmiendo de pie, pero es que no es para menos... Es ridículo... Y no voy a llorar, ¿no? ¿Qué quiere que haga? Pues reirme de él, por payaso. Ay, si no fuese tan bueno y dulce en circunstancias normales...<br /><br />¿Dónde estará? Hace diez minutos que salió del pub y no lo encuentro. Seguro que está cerca de su portal, ya. No debería haberme parado a recoger el bolso, así no le habría perdido el rastro. De todas formas, lo habrían recogido mis amigas de la percha del pub y me lo darían mañana. Ahora tengo el bolso, sí, pero como Darío esté dentro de su piso y dormido, a ver quién lo despierta... Y mi casa está muy lejos para ir andando ahora. Ojalá no me hubiese parado por el bolsito de las narices... Aunque él no quería que lo siguiese, se hubiese enfadado más, ahora seguro que de la cogorza que lleva ni se acuerda de que está enfadado y me abraza como si tal cosa. Mejor así, odio el nudo que se empeña en vivir en mi estómago cuando él me grita o me dice cosas que duelen. No soporto que esté enfadado conmigo.<br /><br />Ya estoy llegando, veo el portal. Y ese chico... ¿No es Darío? ¿Qué hace sentado en la escalera? Madre mía, está hecho polvo. Le digo que qué ha pasado, aunque es evidente si miro al suelo: ha echado hasta la primera papilla. Menuda impresión más positiva para los nuevos vecinos. Me mira sonriendo. "He bebido demasiado, princesa". El corazón me da un vuelquecito de alivio. Al menos se le ha pasado el mosqueo. Pero tengo que ser dura, ahora debo mostrarme enfadada yo. Primero, por liármela en el pub. Segundo, por haber bebido hasta vomitar. Y tercero, porque me va a tocar a mí llevarlo a casa, quitarle la ropa y bajar a fregar esto antes de que los vecinos crean equivocadamente que el nuevo residente del edificio es un borracho. Además, sin cobrar un céntimo, sólo por amor al arte. O mejor dicho, por amor al artista que ha "pintado un abstracto" en el suelo del portal.<br /><br />Con esfuerzo, lo llevo hasta el 5º, le saco las llaves del bolsillo, abro y lo tumbo en la cama. Él colabora todo lo que puede, pero no es mucho, la verdad. Le quito los zapatos y la ropa. La dejo toda esturreada, se merece algo de trabajo para mañana: nunca está de más ordenar la casa con resaca si te has portado mal. Preparo mi pijama y mi cepillo de dientes para cuando vuelva de hacer de chacha. Cojo la fregona y el cubo lleno de agua turbia (en la fiesta han habido un par de vuelcos de vasos y paso de cambiar el agua, demasiado estoy haciendo por este pequeño trozo de alcornoque), y bajo por el viejo ascensor. Ya en el portal, suspiro de rabia y me pongo a evocar a Cenicienta. El final perfecto para un sábado que habías planeado con ilusión, Laurita. ¿Podría ser peor?<br /><br />Justo entonces se abre la puerta y entran a la finca tres chavales de unos dieciséis años, también cargaditos de alcohol, y me doy cuenta de que sí, de que todo puede empeorar SIEMPRE. ¿Qué he hecho yo para merecer tanto niñato borracho esta noche, Dios mío?<br /><br />Los chicos empiezan a atosigarme. Quieren que le dé un beso al que parece ser el líder. Les digo que prefiero morirme antes que rozar su cara con un palo. No tengo el ánimo como para aguantar tonterías de nadie. "Pues si prefieres morir", contesta el chaval, "tranquila. Cumpliremos tu deseo".<br /><br />Me río por el atrevimiento del fantoche éste, pero justo entonces el más grandote me agarra los brazos mientras el líder me sujeta la cabeza con fuerza. El tercer chico se queda atrás, observando con expresión de horror lo que me hacen los otros dos. Clavo mis ojos fijamente en los suyos, suplicando ayuda con la mirada, y es entonces cuando me doy cuenta de que es más pequeño que los otros, no pasará de los trece años, y se parece mucho físicamente al vacilón que aprieta mi cráneo.<br /><br />"Déjala, tete. Tiene miedo, pobrecilla. Ya te han besado cinco esta noche, has superado la apuesta de Héctor. Deja a esta chica". Súplicas, súplicas y más súplicas de un niño con más sentido de la responsabilidad que su hermano mayor. De un niño que ha sabido ver el miedo en mis ojos y ha escuchado el ritmo frenético de mi corazón sólo con fijarse en mi cara. Súplicas desatendidas.<br /><br />"Las mujeres deben aprender a medir sus palabras, Fran. Esta zorrita debe pagar por haberme humillado". Acto seguido, golpea mi cabeza tres o cuatro veces contra los salientes de la pared. Noto la sangre manchando mi pelo. Mi pelo largo, que tanto gustaba a Darío...<br /><br />Caigo al suelo medio inconsciente, y el desgraciado que me ha atacado se tumba a mi lado y me besa. Me mete la lengua en la boca, que tengo entreabierta, porque me cuesta respirar.<br /><br />Asqueada, me doy cuenta de que voy a morir con el amargo sabor del beso de mi asesino en los labios, a pocos metros de la persona que amo, que duerme cinco pisos más arriba, ajeno al hecho de que su novia se va apagando como una vela en un vendaval.<br /><br />Y entonces, un último y aterrador pensamiento pasa fugaz por mi cabecita herida: la discusión en el pub ante mis amigas, mis cosas en su casa, la sangre en el portal... Todas las pruebas de este horrible crimen apuntan a mi pobre Darío.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-38875839189473755902010-07-04T03:21:00.000-07:002010-09-16T11:19:54.759-07:00Culpable. Primera parte.<p align="center"><a href="http://4.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/TDBu3G61Y6I/AAAAAAAAAOA/_SmNzG-UKdA/s1600/Interrogatorio.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5490009838793876386" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/TDBu3G61Y6I/AAAAAAAAAOA/_SmNzG-UKdA/s320/Interrogatorio.jpg" border="0" /></a></p><br /><br />Los dos hombres utilizan una fuerza innecesaria mientras me conducen al edificio. De vez en cuando sueltan algún insulto o me dan un pisotón en la parte trasera de los pies, fingiendo que lo hacen sin querer, pero soltando risitas que dejan claro que quieren hacerme daño a pesar de que saben que está penado. También en algún momento clavan sus dedos con fuerza en un punto concreto entre mis hombros de manera que me retuerzo de dolor, cosa que aprovechan para simular que me resisto a caminar y así poder empujarme e insultarme de nuevo.<br /><br />En la puerta del edificio se congrega una pequeña multitud que me grita y me llama, presa de la furia, asesino. No sé cómo han podido enterarse todas esas personas tan pronto, no ha habido tiempo para que la noticia trascienda a los medios. Sin embargo, en un pueblo no muy grande, es lógico que los rumores corran a gran velocidad y sin control.<br /><br />¿Y si tuviesen razón? Yo sería incapaz de hacer una cosa así, pero… ¿Qué otra explicación hay?<br /><br />Me conducen por un sinfín de pasillos hasta llegar a una sala minúscula, casi como un zulo, con una vieja mesa de contrachapado y dos sillas acolchadas enfrentadas a una de apariencia incómoda. Me hacen sentar en esa mientras que un tercer hombre entra en la sala y se presenta como el comisario Martínez.<br /><br />-Darío, confesar te será lo más sencillo. Tu condena será rebajada y la familia de Laura verá reducida su tremenda pena. Tú la querías, a ella y a los suyos, no dejes que sufran aún más. La mataste, ¿verdad? Discutisteis y, en un momento de ofuscación, la golpeaste sin pensar que las consecuencias serían tan graves, pero al ser consciente de la magnitud de tu acción, te asustaste y decidiste deshacerte del cuerpo.<br /><br />Niego con la cabeza mirando fijamente la esquina de la mesa que más cerca tengo. No puede ser, me repito… Pero no sé cómo disculparme, no tengo ninguna coartada. Y lo peor es que tampoco tengo recuerdos nítidos de esa noche, por lo que no puedo covencerme ni a mí mismo. ¿Y si de verdad pasó como dice el comisario? ¿Cómo puedo estar seguro de que no está en lo cierto?<br /><br />El comisario hace una seña a uno de los dos policías que me han traído hasta aquí. Éste saca un sobre de un cajón y me lo entrega. Lo abro con cuidado y saco unas fotos. Es Laura. Mi Laura, mi princesa, la chica de mi vida. Está tumbada en el suelo, con su largo pelo castaño teñido de rojo por la sangre. Sus grandes ojos están blancos, vueltos hacia atrás, escondiendo para siempre su iris verde. La boca entreabierta y los brazos colocados en una difícil postura no hacen más que añadir dramatismo a la escena. Me estremezco y rompo a llorar como un niño pequeño. No puede ser que esa muñeca rota sea ella. No puede ser que en ese trozo de carne muerta hubiesen habitado las innumerables sonrisas, ilusiones y sueños que Laura me regalaba a diario.<br /><br />Y no puedo haber sido yo quien haya sacado toda esa vida del cuerpo que más amo…<br /><br />Me esfuerzo en recordar aquel fatídico día, a pesar de las lágrimas, y pienso hasta que me duele la cabeza. Habíamos estado en mi piso, que acababa de comprar con lo que llevaba ahorrando desde mis dieciséis años. Habíamos estado puliendo los pequeños detalles que iban a hacer de su fiesta de inauguración un éxito. Después, hicimos el amor con la ternura que sólo ella me entregaba.<br /><br />Nuestros amigos fueron llegando, cómo no, con alcohol en abundancia. Somos jóvenes que rondan la veintena en los albores del siglo XXI, consideramos muy normal beber en una fiesta. Todos lo hacen, y nosotros también. A medida que el alcohol se va asentando en mis venas, veo a Laura moverse, con su habitual sonrisa, de aquí para allá, mirándome de vez en cuando con su serena alegría. De manera confusa, recuerdo un par de abrazos fugaces cargados de cariño. Sonrío sádicamente entre mis copiosas lágrimas al recordarlo. ¿Cómo voy a vivir con la certeza absoluta de que jamás repetiremos ese tipo de momentos de complicidad?<br /><br />Sigo con mi reconstrucción mental. Hacia las dos de la mañana, decidimos terminar la fiesta en algún pub. Una vez allí, doy varias cabezadas aún estando de pie. Me da rabia, porque yo no suelo tener un mal beber. Soy consciente de que es ridículo, llenarse de alcohol el cuerpo para luego acabar hecho polvo dormitando en un pub sin poderme sentar, y eso me pone de mal humor. Veo que Laura y sus amigas me miran y se ríen. No tiene gracia, no debería reírse de mí con sus amigas. Ella no querría que yo hiciese eso en caso de ser ella quien hubiese bebido más de la cuenta. No recuerdo qué le digo, pero sé que atisbo incomprensión en sus ojos y me voy del local. Ella sale detrás de mí gritando mi nombre, pero no me vuelvo. El orgullo me ciega. Por el rabillo del ojo, la veo volver a entrar en el pub. Lo único que recuerdo es que sigo camino hasta mi casa y me duermo.<br /><br />Al día siguiente, me despiertan las voces de los policías que aporrean mi puerta. Laura ha desparecido. Tres días de intensa búsqueda, hasta que por fin aparece tras unos matorrales en un parque al que no va nadie, a pocos metros de mi casa. Horas después de ser consciente de que la chica a la que quiero desde hace casi tres años está muerta, me dicen que en mi portal hay restos de sangre que coinciden con su ADN y que el hecho de que sus cosas estuviesen en mi casa me implican aún más en el caso. Además, sus amigas afirman que yo había bebido mucho y que me marché del local enfadado con ella sin motivo, después de haberle dicho, sin dar una explicación, que conmigo no se pasase.<br /><br />Soy el principal sospechoso en la muerte de Laura. Y ni siquiera yo sé si de verdad la maté.<br /><br />Recuerdo la cara de su madre mientras buscaba a su hija con desesperación. Recuerdo el dolor al encajar el duro golpe de su muerte. Y las lágrimas de su padre, un hombre fuerte que jamás había mostrado sus sentimientos abiertamente desde que lo conocí. La rabia de su hermano pequeño. La incomprensión de sus amigas.<br /><br />Ellos ya habían sufrido demasiado. Buscar ahora un culpable no hará más que multiplicar su dolor.<br /><br />Y mi vida sin Laura ya va a ser un sinsentido, ¿qué más me da llorar en casa, solo, con todas sus fotos colgadas por la pared recordándome lo feliz que era y que jamás volveré a ser, o hacerlo en la cárcel, sin nada que me haga ver cómo la vida se ríe de mí por lo que me ha robado?<br /><br />Además, la única hipótesis que encaja es la que me ha dado el comisario Martínez… Que yo sea el asesino. Sí, lo más seguro es que él tenga razón. Y que deba confesar para no hacer sufrir más a la familia de la chica que más he querido.<br /><br />-Sí, yo la maté. Se rió de mí en el pub porque había bebido mucho, por eso me fui a mi casa. Ella se empeñó en seguirme, discutimos en mi portal, me sacó de quicio y la empujé contra la pared, que tiene varios salientes, y ella se dio con fuerza contra uno de ellos. Había mucha sangre, y me di cuenta de que poco a poco se apagaba. Traté de reanimarla, pero no supe cómo, así que decidí llevarla lejos de mi casa. Yo soy el asesino de mi vida…Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-83101148129469858982010-06-28T10:17:00.000-07:002010-06-28T11:09:47.503-07:00Mis cuatro mujercitas :)Son unas pesadas... Cada vez que tengo ganas de llorar, ellas se plantan por medio para hacerme reír... ¡No hay derecho!<br /><br />Tienen la capacidad de saber de antemano cuándo estoy mal y el motivo. Además, nunca dudan al tratar de dar la solución. O, por lo menos, hacen que los momentos malos en espera a que lleguen los buenos sean más divertidos. Porque sois muy payasitas, ¿eh?<br /><br />Lo mejor de todo es que sois mis cuatro pares de orejas favoritas. Mirad que yo puedo llegar a rayarme, hablar durante horas, disertar sobre mis preocupaciones y llenar mañanas, tardes y noches con monólogos sobre mis historias. Cualquier persona pillaría migrañas escuchándome. Pero vosotras no... Cogéis y aguantáis el chaparrón sin decir ni mu, hasta que llega el momento de dar el consejo. Y siempre son consejos sabios. Y lo más importante: que los dais con el corazón, os arriesgáis y decís de verdad lo que creéis mejor para mí. Los consejos son gratis, sí, pero valen más que el oro. Y vosotras me los regaláis sin cobrarme un céntimo. ¡Qué majas y generosas!<br /><br />Mis Nenukys... Estoy segura de que cuando Dios inventó el concepto de "amistad" os tomó a vosotras como patrón... Fuisteis el molde sobre el que se creó la complicidad, la solidaridad, la ayuda... Y todas esas sonrisas que sólo los amigos de verdad pueden regalarse... Sois tan petardas que con vosotras una no puede ni llorar triste...<br /><br />Un ejemplo es lo que viví la otra noche con Sheyla... ¿Cómo puedo recordar una noche en que estaba triste y pensar en lo bien que lo pasé? Y con Mari también me ha pasado muchas veces, digo ésta porque es la más reciente... Por vuestra culpa soy una friki, mirad qué gracia...<br /><br />Sheyla, no sabes cuánto agradezco que sepas decir la verdad SIEMPRE. No me cansaré de repetirlo, pero eres la persona más sincera que conozco, por eso tus consejos como un tesoro. Jamás podré olvidar lo de la otra noche... Que hicieses algo que odias por mí... ¡Me haces sentir tan importante! Eres un sol, me alumbraste toda la noceh con tus rayos, jeje.Gracias, mi niña...<br /><br /><br /><br /><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkCo765kwmicFn8wzff7MxWu2ZLOg5tlVCPoCPYlMzcwF9Z2BKMQlPksF4nP_w7RhH3g2dj5AWcRGsSY6GeuGV19VRFs5cMJB9bg9dpBCoGcfPLWvTxW51DLnlUxWQXhrf4T9T2CHHm2E/s1600/DSCN1700.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5487885117045835426" style="WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkCo765kwmicFn8wzff7MxWu2ZLOg5tlVCPoCPYlMzcwF9Z2BKMQlPksF4nP_w7RhH3g2dj5AWcRGsSY6GeuGV19VRFs5cMJB9bg9dpBCoGcfPLWvTxW51DLnlUxWQXhrf4T9T2CHHm2E/s320/DSCN1700.jpg" border="0" /></a></p>Mari, tú eres la persona con la que más cosas he vivido... Toda una vida contigo, desde que teníamos cuatro añetes y no medíamos ni un triste metrito. Creo que me conoces mejor que yo misma... Sabes qué es lo que realmente quiero, preves mis comportamientos y mis necesidades de una forma impresionante, y haces unos "sándwiches"... Gracias también.<br /><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDFK9uLoA3XyYFRw5aslBXAIppTltosNerf4dETuB_ymE_yDVtVCkORQh-He9vWs9oBnobnmX8P5IZnUCO446WyA463KccNA9KLGMAnPL2i872uLMZZfI2LPpQUmK_uoxAl5NzT83NUtE/s1600/SDC11220.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5487884029544145458" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDFK9uLoA3XyYFRw5aslBXAIppTltosNerf4dETuB_ymE_yDVtVCkORQh-He9vWs9oBnobnmX8P5IZnUCO446WyA463KccNA9KLGMAnPL2i872uLMZZfI2LPpQUmK_uoxAl5NzT83NUtE/s320/SDC11220.JPG" border="0" /></a></p>A mi hermana, Anita... Nos llevamos como el perro y el gato y somos como la noche y el día... Siempre peleándonos, pero nunca por nada importante. Todas nuestras discusiones son por vanalidades... Las únicas cosas importantes entre nosotras son las buenas... Como que pidieses ese deseo... Fue una sorpresa muy grata... Quiero que sepas que si tuviese otra vida, elegiría tener a una hermana tan perfecta como tú, sin malicia y sin capacidad para recordar lo malo, siempre prodigando cariño y sonriendo a la vida y a quienes te queremos... Si es que eres la alegría de la huerta, y estoy muy orgullosa de ti por haber sacado estas notazas que has traído hoy... Si es que desde que eras un moquito yo he tenido claro que tú ibas a aser una bailarina de prestigio... Gracias por nuestras charlas raras y locas, esas desvariaciones cuando llevamos demasiado tiempo encerradas en casa... Y aunque no te lo diga con toda la frecuencia que debería.... ¡TE QUIERO!<br /><br /><br /><br /><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8FVs_MHQl1Jk56QjRppeu2CpssCfx7TtCMhZ1EmtiulluUQY5p9TPkZDwSHYtMrngJqzZyOtOCFGmkuBzoVOqJ9q6UXtWclbPbakxvi9j-7t4ZOWtCEtTmW-GDIvUwiJ1WPERLZTt7LE/s1600/PC180530.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5487886298376811650" style="WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8FVs_MHQl1Jk56QjRppeu2CpssCfx7TtCMhZ1EmtiulluUQY5p9TPkZDwSHYtMrngJqzZyOtOCFGmkuBzoVOqJ9q6UXtWclbPbakxvi9j-7t4ZOWtCEtTmW-GDIvUwiJ1WPERLZTt7LE/s320/PC180530.JPG" border="0" /></a></p><br /><br />Y a mi mami no le voy a escribir mucho porque sino me pondré a llorar de la emoción y se me mojará el teclado... Cosa que sería fatal, porque el ordenador y todos sus complementos ya tienen una edad en que la humedad no les hace ningún bien... ¿Qué decir de una tía que es capaz de perder una mañana entera en un instituto alejado de la mano de Dios ayudando a su hija de 21 tacos a prepararase las oposiciones? ¿Qué puedo decir de una mujer que se pierde su telebasurilla cada vez que le pido que coja el libro y aguante que le taladre horas y horas con el tostón del temario de oposiciones? Lo mejor que puedo decir de ella es que me dio la vida un 21 de agosto y que cada día que pasa vuelve a hacerme sentir viva... Soy la persona más afortunada del mundo por tener una mami como tú, tan pesada, gritona... Y con un corazón tan gigante como el tuyo. A ti te regalo el agradecimiento más grande de todos, porque tú eres mi principio, y seguirás conmigo hasta el final.<br /><br /><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisNx5oeJTL8AFECI0yRnHgnwQNPRZvhHS7L9557Q3b3yVfo-Nc0SG0AAcxMoYqOYsDG7iOTQAGV6h-o0raG_moU_WhyphenhyphenUCMmGnskTZp6c6I7GJOQZAx6KfyOfbeisPSCaqXTuaolsmLECc/s1600/CIMG2055.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5487887606701181986" style="WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisNx5oeJTL8AFECI0yRnHgnwQNPRZvhHS7L9557Q3b3yVfo-Nc0SG0AAcxMoYqOYsDG7iOTQAGV6h-o0raG_moU_WhyphenhyphenUCMmGnskTZp6c6I7GJOQZAx6KfyOfbeisPSCaqXTuaolsmLECc/s320/CIMG2055.JPG" border="0" /></a></p><br /><br /><br /><div align="center">Os quiero a las cuatro...</div>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-30491447584644576042010-06-11T08:58:00.000-07:002010-06-12T10:25:26.622-07:00Adiós, IvanaLa miro desde mi silla y me pregunto cómo voy a hacerlo. ¿Cómo voy a dejarla? A ella... Ni más ni menos que a ella, la persona que más quiero en el mundo. Pero no me queda otra opción.<br /><br />Ella levanta la vista y me clava sus grandes ojos castaños. Intuye que algo va mal, y me lanza una sonrisa que trata sin duda de levantarme el ánimo. Da un tierno beso a su muñeca y le deja restos de chocolate en la cara de plástico. Luego la deposita con ternura en la caja de zapatos que cumple el papel de cuna. Se encarama a la silla que hay junto a la mía y se mira un rato los pies.<br /><br />Esos pies diminutos que tanto adoro...<br /><br />Por fin se atreve a preguntar.<br /><br />-Mami, ¿qué te pasa?<br /><br />-Nada, cielo...- se me hace un nudo en la garganta. No encuentro palabras para explicarle a mi hija de tres años que voy a dejarla para siempre. Que la voy a abandonar en un centro de acogida en el que ella no será la princesita encantada, sino un simple plato más que llenar. Y encima pedirle que nunca olvide que la quiero-. Estoy bien, tesoro.<br /><br />-No... Tú tienes pena... Dora y yo te escuchamos llorar anoche. Y aún tienes los ojos rositas...<br /><br />Es demasiado lista. Respiro hondo. Las lágrimas me suben rápidamente a los ojos y me las limpio disimuladamente. Éste está siendo sin duda el peor momento de mi vida. Pese a haber vivido cinco años de pesadilla, nada puede superar la angustia que invade ahora.<br /><br />Recuerdo el día que dejé mi país de origen. Dieciséis años, un cuerpo joven sin un gramo de grasa, y las ilusiones causadas por las promesas de un hombre con demasiada experiencia engañando a niñas incautas. La despedida de una madre con demasiados problemas económicos como para preocuparse de la marcha de la mayor de sus siete hijos. La llegada a España... Un lugar donde ser libre, pensaba... Y que al final significó mi esclavitud.<br /><br />Cinco años encerrada en un prostíbulo en el que era violada. Violada, sí, porque se hacía en contra de mi voluntad, y el único aliciente que encontraba en satisfacer a aquellos hombres era que, si se marchaban contentos, Vladimir, quien se había hecho pasar por mi gran amor, no me daría una paliza. Cinco años durmiendo en una habitación de diez metros cuadrados con otras ocho mujeres que sufrían el mismo infierno.<br /><br />Y entonces llegó ella. Un embarazo no deseado. La hija de cualquier vejestorio putero y de la zorra que se escapó de casa con la cabeza llena de pájaros para darse cuenta de que el único pájaro era ella al caer en las garras del cazador. Una bastarda. Mi niña. La que hizo que abrir las piernas no fuese un suplicio tan grande, porque me consolaba el pensar que cada amanecer podría volver a tenerla en mis brazos. Una niña guapa, lista y vivaracha, que se convirtió en el juguete de todas las prostitutas que estábamos allí. Y era mía.<br /><br />Ivana.<br /><br />Un día, mi compañera Rosario y yo logramos escapar. Un golpe de suerte. Cogimos a la pequeña, que entonces tenía dos años, y recorrimos kilómetros al norte. Alquilamos un apartamento diminuto y nos establecimos las tres allí. Rosario y yo empezamos a trabajar limpiando pisos, y dejábamos a Ivana en la guardería, donde por fin empezó a jugar con otros niños. La luz del sol le sentaba genial, y mostraba mejor aspecto que el que tenía cuando vivíamos en el prostíbulo. Ahora mi hija estaba teniendo una infancia digna. Lo que había vivido hasta entonces no era adecuado para un niño.<br /><br />Así vivimos las tres felices durante diez cortos meses.<br /><br />Hasta que llegó un sobre. Un sobre que contenía una foto en la que salíamos mi niña y yo. Y un manuscrito, con la letra que tanto amé un día: la de Vladimir.<br /><br />"Sé dónde vives. Tú volverás conmigo y seguirás ejerciendo como la puta que eres si no quieres que Ivana muera degollada como un corderito delante de tus ojos. Y sabes que lo haré".<br /><br />¿Qué podía hacer? Por experiencia sabía que la policía no detendría a Vladimir. Muchas de mis compañeras lo habían denunciado y habían acabado degolladas como amenazaba hacer con mi hija. No podía huir con ella. Estábamos en la otra mitad de España, y aún así nos había encontrado. Volvería a dar con nosotras. Debía volver con él...<br /><br />Pero, ¿cómo condenar a mi hija a pasar sus años de niñez en un zulo, a solas cada noche, esperando a que su madre viniese de yacer con desconocidos? ¿Cómo negarle una educación y el poder relacionarse con más niños? Y sabiendo que en cuanto su cuerpo se desarrollase lo más mínimo, Vladimir y sus hombres harían con ella lo que habían hecho conmigo... No, no podía hacerle eso a Ivana.<br /><br />Yo no iba a ser capaz de vivir sin ella, pero tampoco podía arruinar su vida. Debía renunciar a quien más quería, aunque me fuese la vida en ello.<br /><br />-Ivana,-le digo en aquella habitación en la que nos había dejado la asistenta social mientras preparaba el papeleo para darla en adopción -. Mamá no puede cuidar de ti. Hay... Hay mucha gente mala que quiere que no estemos juntas. Si me quedo contigo, podrían hacerte daño - el torrente de lágrimas que amenazaba mis ojos revienta el dique que las contenía y se derrama por mi rostro cuando advierto la incomprensión con la que me mira-. Vas a quedarte aquí una temporada, y pronto enocntrarás otra mamá, e incluso un papá, que te querrán con toda su alma y te darán todo lo que yo no puedo darte. Te darán una vida de verdad, princesa.<br /><br />-Mamá, yo quiero irme contigo- me grita llorando al tiempo que se aferra con fuerza a mi cuello.<br /><br />Por primera vez desde que nació, aparto sus brazos y me alejo de ella. Para siempre.<br /><br />- Te quiero, tesoro. Aunque no lo comprendas, no olvides que te quiero.<br /><br />Corro como una posesa, vertiendo lágrimas amargas, mientras los gritos de mi hija (no, ya no es mi hija) me golpean los oídos. Entro en el despacho donde la asistenta acaba de terminar de preparar los papeles. Firmo donde me indican sin ver apenas.<br /><br />Cojo un autobús a Madrid. Llego extenuada y con el maquillaje corrido. Me encuentro a Vladimir frente a frente. Me sonríe socarronamente y con un brillo de triunfo en la mirada.<br /><br />Por su culpa había dejado a Ivana con unos extraños. Lo odio más que nunca. Le escupo en la cara. Él se lanza como una bestia sobre mí. Me da más golpes de lo que puedo soportar, y poco a poco voy perdiendo la conciencia. Al fondo, veo una luz que promete descanso. Una promesa que no tiene nada que ver con las que él me hizo en su día. Una promesa que me hará feliz. De verdad.<br /><br />Descanso...<br /><br />Mejor no vivir a vivir sin mi vida.<br /><br />Adiós, Ivana. Espero reencontrarme contigo dentro de muchos, muchísimos años. Y que para entonces no me guardes rencor.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-70091614090937921402010-05-10T09:54:00.000-07:002010-05-10T10:46:46.900-07:00Qué bien vivís...<p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8bmjixGVhqzH3pdJ8aD7Drz2PK_HiQvQoPpzPfmREH2ryT5MQ2ZpNTtJuMf2kBMp7OJlNGAvU1fqn_M6rxZp7BQ09yetu4FDf5i9wBiO4bBcJDAf5rvaCdJf8T7PxYC5P0_0gTjcQpPI/s1600/aula.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5469699181002598290" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 212px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8bmjixGVhqzH3pdJ8aD7Drz2PK_HiQvQoPpzPfmREH2ryT5MQ2ZpNTtJuMf2kBMp7OJlNGAvU1fqn_M6rxZp7BQ09yetu4FDf5i9wBiO4bBcJDAf5rvaCdJf8T7PxYC5P0_0gTjcQpPI/s320/aula.jpg" border="0" /></a></p><br /><br />Una mañana más, me levanto con un nudo en la garganta y el deseo de quedarme en la cama todo el largo día. La ansiedad atenaza mi estómago, me tapo la cabeza con la almohada tratando de evadirme de una realidad que yo mismo escogí para ganarme la vida y que lo único que ha conseguido es que esa vida que intenté ganarme ya no merezca ese nombre, porque más que vida es un auténtico infierno.<br />Logro sacar fuerzas no sé ni de dónde, me doy una ducha rápida, recojo los libros que tanto amé en mi época de estudiante y bajo, como siempre, por las escaleras, ya que el maltrecho apartamento en el que viviré hasta verano es un quinto sin ascensor. Y eso es sólo lo menos duro de mi día a día.<br />Tres calles más abajo veo mi viejo Corsa. Cada día desde hace cinco meses tiene más y más arañazos. Seguro que este mediodía aparecerá alguno nuevo. Eso por no hablar de los escupitajos.<br />Conduzco con cuidado, más por no dañar a nadie que por no dañarme a mí mismo. Incluso fantaseo con lo genial que sería que me diesen algún golpe que justificase mi falta al trabajo. Total, el coche ya está para el arrastre, un golpe más que menos no implicaría nada serio.<br />Sin embargo, llego a mi lugar de trabajo. Antes de franquear la entrada, un par de chicos a quienes ni siquiera llego a ver la cara, me tiran los libro al suelo gritando el apodo que, sin saber cómo, me gané en septiembre: Carapez.<br />Recojo mis cosas. Las leyendas de Bécquer, varios ejemplares de Neruda… Todo lo que me apasiona esparramado por el suelo. No me importa, así me siento yo. Tirado.<br />Llego a la clase que me toca ese día: 2º de E.S.O. B. Una de las mejores clases. No hacen ni caso, se dedican a hablar entre ellos sin inmutarse siquiera cuando entro. Me encanta esta clase. No tengo que aguantar que me llamen payaso, pringado, ni que me tiren bolitas de papel. Nunca he oído la palabra “Carapez” dentro del aula de estos chicos. Es cierto que tengo que hablar a gritos durante una hora para que sólo me escuchen dos chicas de segunda fila y un chaval de la tercera, y que luego me paso el día con la garganta en carne viva, pero es un aliciente no sentirse atacado. Sí, ignorado está mejor.<br />La segunda hora es peor. 3º C. Jóvenes de catorce y quince años que no tienen ningún interés en estudiar pero que están obligados a permanecer allí dentro hasta los dieciséis. Su única motivación cada mañana es ver la humillación en mis ojos. Y en la de tantos otros profesores. No creo que sepan ni mi nombre. Insultos, objetos que vuelan, un sospechoso olor a porro e innumerables amenazas cuando recrimino a los que se lo estaban fumando. En esta clase es imposible explicar nada en voz alta: no me oiría nadie. Animo a los cuatro gatos que tienen algún interés en escucharme a que se sienten cerca de mi mesa para poder oírme, pero nadie viene desde que a principio de curso le dieron una paliza a un chico por hacerlo. Por tratar de aprender.<br />La hora antes del patio la tengo libre. Rezo porque no haya ninguna sustitución, pero no tengo suerte: los de 1º A están solos. Voy allí, y aunque no paran de gritar, al menos no tengo que explicarles nada y puedo descansar la garganta y un poco los ánimos, hasta que veo a unos niños que aún ni han cambiado la voz jugando con los móviles, decido confiscárselos hasta la hora de volver a casa, y me gano una lluvia de insultos y miradas hostiles hasta que suena el timbre.<br />Llega la hora del recreo. Hoy me toca guardia. Un grupo de alumnos de 3º y 4º estaban bebiendo detrás del gimnasio, muchos fumando tabaco, algunos que fumaban pero no precisamente tabaco… Y lo mejor de todo: dos chicos pegándose porque uno había mirado a “su piba”. Germán, un profesor del departamento de Inglés, y yo hemos tratado de separarlos, y como premio, mi compañero se ha llevado un ojo morado con la firma “del dueño de la piba”.<br />En la cuarta hora respiro tranquilo: los de 3º A y B están de excursión. Voy a la sala de profesores a programar, justo lo que antes de empezar a trabajar como docente creí que sería lo más aburrido. Ahora es lo que menos me asusta.<br />Pero todo termina, y más si es bueno, así que pronto llega la quinta hora. 4º B. Muchos de ellos ya tienen edad para dejar de estudiar y entrar en el mundo laboral, pero prefieren venir al instituto porque no tienen la obligación de estudiar. Vienen, no hacen caso, impiden que los compañeros que quieren seguir sus estudios pueden escuchar… Más o menos como en los cursos anteriores, sólo que con una ventaja y un inconveniente: yo sé que se podrían ir, y que sólo vienen para hacer el vago, de manera que me da más rabia. Pero al menos el número de gamberros es menos que en 1º, 2º y 3º. Eso sí, tengo que dar la clase con pósters de mujeres casi desnudas en el tablón de anuncios.<br />Última hora, al fin… Me toca 2º C. Una niña con menos ropa de la que sería apropiada en febrero y un chico con más pendientes que los expositores de las joyerías se besan con pasión mientras trato de enseñarles a analizar una frase sencilla. Otra chica se ríe mientras mira un móvil que debe valer casi tanto como mi coche. Le digo que ya he advertido muchas veces que no pueden enviarse mensajitos en clase, y me contesta salerosa:<br />-No es un mensajito, Carapez, es una foto tuya. ¡Mira qué guapo sales!<br />Todos se ríen mientras ella muestra en la gran pantalla táctil mi cara, con los ojos cerrados y la boca abierta. Me han pillado hablando y mientras parpadeaba. Pronto todos se lanzan a pedirle que se la pase por Bluetooth. Trato de avisarles de que si no borran la foto hablaré con la directora, pero justo en ese momento suena el timbre, y todos se van dejándome con la palabra en la boca.<br />Resignado, bajo las escaleras y me dirijo hacia mi coche, que efectivamente tiene tres o cuatro arañazos más, y un salivajo en mitad del parabrisas. Suspirando, abro la puerta y justo en ese momento, veo a la madre de un chaval de mi tutoría que me dice, sonriendo:<br />-Anda, que ya es viernes, ¡menudo fin de semanita de descanso que vas a tener! Y ya pronto la Semana Santa… Desde luego, ¡hay que ver qué bien que vivís los profesores!<br />-No lo sabe usted bien, señora, no lo sabe usted bien…Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-39322161074206019652010-04-19T08:34:00.000-07:002010-04-19T09:03:31.591-07:00Una vidaSe miró en aquel espejo que antaño reflejaba una mujer guapa de sonrisa fácil, y le angustió comprobar que la que ahora vivía detrás del cristal era una persona totalmente distinta, con la vejez y el peso de los años escritos en la mirada y en las cuantiosas arrugas que decoraban su rostro.<br /><br />Recordó con nostalgia cuand oaún vivía allí, con sus padres, en su infancia y los primeros años de su tierna juventud. Recordó la tranquilidad de esa época. No tenía preocupaciones. Había sido una adolescente normal, no se consideraba excesivamente guapa, pero tampoco había sido fea. Hubiese podido conocer a bastantes chicos si hubiese querido, pero el destino tuvo a bien enamorarla hasta ciegamente muy pronto y sin vuelta atrás.<br /><br />A los diecisiete años conoció al que más tarde habría de ser su marido. Habían tenido un noviazgo más bien feliz. Ella seguía siendo esa niña risueña con miles de ilusiones que ansiaba cumplir, pero poco a poco esa llama del amor que sentía por él hizo que se eclipsasen sus sueños.<br /><br />No es que él le prohibiese explícitamente realizarlos, pero de forma indirecta dejaba caer comentarios negativos sobre las consecuencias que determinados pasos de los caminos que la llevarían a su éxito personal traerían para la relación. La acostumbró a verse todos los días, de manera que estudiar fuera no sería satisfactorio. Mostraba indiferencia ante los temas que a ella le apasionaban, por lo que se sentía reacia a compartir sus anhelos con él. Le daba tanto miedo aburrirle que prefería callar sus pensamientos.<br /><br />Él siempre hizo lo que quiso. Sus ambiciones se materializaron, su estilo de vida era el que siempre deseó. Ella, sin comerlo ni beberlo, había pasado toda su juventud sonriéndole y poniéndole buena cara. Anteponiendo la felicidad de su hombre a la suya propia.<br /><br />Atrás quedaban su ideales de mujer liberada y luchadora. Ahora sólo se sentía una vieja que se había resignado a dejar zarpar sus sueños por conservar a su lado al que había creído el amor de su vida.<br /><br />Y aquella tarde, en el recibidor de la casa de sus padres, ante el espejo que la había visto crecer, con los ojos fuertemente cerrados y después de tantos años sin haber pisado aquella estancia, tomó una drástica decisión: pediría el divorcio. Echaría de su lado a aquel tipo que, pese a saber que ella renunciaba a todo cuanto deseaba por él, le permitió, o mejor dicho, propició, que lo hiciese y echase su felicidad a perder. Dejaría de piedra a esos dos hijos que prácticamente había educado ella sola, sí, pero al fin y al cabo ambos residían lejos y tenían sus propias vidas.<br /><br />Sí, comenzaría una existencia nueva, sin ataduras, sin nadie que le indicase qué camino debía seguir. Sería libre.<br /><br />Abrió otra vez los ojos y volvió a mirar su reflejo. Las mismas caderas ensanchadas, el mismo voluminoso vientre, el mismo pecho caído, las mismas anticuadas ropas, la misma cara arrugada y ese cardado pasado de moda. La imagen era la misma que hacía un minuto. O casi.<br /><br />Porque en la mirada de la mujer estropeada del espejo volvía brillar la ilusión y la esperanza de aquella joven, casi niña, que un día salió de aquella casa siendo feliz.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-78640026374073719832010-02-11T02:30:00.000-08:002010-02-11T03:11:58.901-08:00Ni pellizquito ni leches... ¡Esto sí que es un sueño!No sé como empezar esta entrada, así que lo voy a soltar a lo grande:<br /><br />¡SOY MAESTRA!<br /><br />La asignatura que me quedaba, Bases Pedagógicas de la Educación Especial, la tengo ya aprobada con un 5,5 raspadito pero que a mí me sabe mejor que una matrícula de honor.<br /><br />Y es que me ha costado horrores, la dichosa asignatura… Lo peor es que es de mis favoritas. Me gusta todo lo relacionado con la Educación Especial, de hecho, siempre he querido hacer Psicopedagogía cuando terminara Magisterio, pero esta mujer me ha quitado las ganas. Nunca, en mi vida, he odiado a ningún profesor, pero esta tía ha despertado mis instintos más asesinos, jajaja. Afortunadamente, he aprobado su asignatura antes de tener que recurrir al crimen. La verdad es que yo soy muy frágil para estar en la cárcel ;p<br /><br />Ahora coñas aparte: SOY FELIZ. Esto es lo que he soñado siempre, lo que más he deseado: tener licencia para enseñar J <br /><br />Mi ordenador se ha roto, así que iba todos los días a los ordenadores de la biblioteca de mi barrio para ver si habían puesto ya la nota. Ese día ( nueve de febrero de 2010), fui con mi novio. Cuando abrí el Campus Virtual (la página donde mantenemos comunicación con la universidad), vi el anuncio: “Fecha para revisión de exámenes de Bases Pedagógicas de E. E.”. Empezaron a saltárseme las lágrimas antes. El examen me había salido bien, pero por experiencia previa (ya me había suspendido dos exámenes que me habían salido bien), sabía que eso no significaba anda. Podía aprobar o suspender independientemente del examen. Abrí mi expediente cogiendo la mano de mi chico. Él vio cómo mi respiración empezaba a agitarse y mis ojos empezaban a humedecerse.<br /><br />-No vayas a llorar. Si apruebas es bueno y no hay que llorar, y si suspendes no pasa nada, eres joven, tienes toda la vida pro delante, el año que viene y ya está- trató de tranquilizarme-. Además, estamos en la biblioteca… No la líes aquí…- el pobre tenía miedo de que me pusiera a gritar como una histérica allí-. Tú tranquila, que todo estará bien pase lo que pase.<br /><br />Pasando estaba yo de él, básicamente, porque los latidos de mi corazón sonaban tan fuerte que no escuchaba nada más. POMPOMPOMPOMPOM… Así, todo junto… Sin intervalote tiempo entre POM y POM.<br /><br />Y entonces lo vi : ¡5,5! ¡Aprobada! ¡Con una nota muuuy baja pero aprobada! Ya no se me saltaban las lágrimas: lloraba abiertamente. Dani no sabía si lloraba por bien o por mal, y no hacía más que preguntarme en voz baja: ¿ “Qué te ha puesto? ¿Qué has sacado?”. Yo no tenía fuerzas para contestarle, así que le señalé el lugar de la pantalla donde ponía la nota, recogí mis cosas temblando ( sabiendo que en cero coma me iba a poner a sollozar muy, muy fuerte e incluso a gritar), tiré las gafas de sol tres o cuatro veces porque no me funcionaban bien las conexiones entre el cerebro y los músculos, salí de la biblioteca como en una nube y me puse a llorar yo sola como una loca perdida haciendo unos ruidos extrañísimos en al puerta hasta que Dani, que no había tenido tiempo para reaccionar ante mi repentina y silenciosa marcha, me abrazó y me dio la enhorabuena mientras yo no paraba de decir en voz demasiado alta: “Que no me despierte… Por favor, que no me despierte. Ya tengo la carrera, pero que no me despierte”. Y es que llevaba soñando LITERALEMENTE con la nota de Bases todas las noches desde que hice el examen. En mis sueños a veces aprobaba y a veces suspendía. Pero, of cuourse, siempre me despertaba, creando nuevas esperanzas o matando una ilusión. Por eso estaba acojonadita creyendo que iba a despertarme otra vez.<br /><br />Pero no. Ya hace dos días que soy DIPLOMADA EN MAGISTERIO INFANTIL. Y ya hace dos días que voy sonriendo sola por la calle, ganándome miradas de miedo o compasivas. Pero es que no puedo reprimirlo: ME SALE TAN ESPONTÁNEA, LA SONRISA…. Qué maja, ella, que siempre me acompaña en los buenos momentos XD<br /><br />Ahora sólo tengo que hacer las oposiciones… Que está jodidillo, porque hay pocas plazas y encima, estudiando bases, me he quedado bastante retrasada con respecto a mis compañeras, pero bueno. Si em salen mal este año, al siguiente. El alivio de aprobar Bases ha sido tan grande, que apenas me preocupan las Oposiciones. Como dijo Dani, tengo el año que viene, pero el año que viene no tendré Bases en la cabeza… Así que ¡MENUDO DESCANSO, POR DIOS!<br /><br />Y nada más… <br /><br />Hasta aquí la entrada más feliz que he hecho en el blog.<br /><br />Lorena.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-67328594698908711472009-12-24T10:47:00.000-08:002009-12-25T09:55:20.482-08:00El Festival de Navidad<p align="center"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SzPG4W_CiSI/AAAAAAAAANI/6PgmH22hqyA/s1600-h/nino_triste-ss.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5418893448201799970" style="WIDTH: 250px; CURSOR: hand; HEIGHT: 250px" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SzPG4W_CiSI/AAAAAAAAANI/6PgmH22hqyA/s320/nino_triste-ss.jpg" border="0" /></a></p><br /><br />Odiaba el último día de clase antes de las vacaciones de Navidad. Le parecía un día horrible. Todos los niños esperaban esa fecha con enorme ilusión, pero no todos los niños eran como él.<br />Se había despertado, como cada mañana, a las ocho para arreglarse antes de ir al colegio. Se había escogido él sólo su ropa (un jersey de lana rojo lleno de bolitas y sus pantalones negros agujereados, las dos prendas de las pocas que había en su casa que, al menos tenían los colores de los trajes de pastorcillo de sus compañeros). Se vistió sin ayuda de nadie, abrochándose mal los botones y dejándose los faldones del jersey medio pillados, de manera que parte de su espalda quedaba expuesta al frío. Bebió un trago de leche rancia directamente del cartón, y dio gracias al cielo de que, al menos, ese día el almuerzo lo organizaban las mamás del resto para todos. Así no pasaría la vergüenza diaria de pedirle al menos un batido a Loli, su maestra.<br />Salió de su pequeña habitación y corrió al comedor, donde vio a su madre tumbada en el sofá junto a un hombre, ambos semidesnudos. Al lado, sobre la diminuta mesa en la que rara vez se había colocado un plato de comida, los restos quemados de papel de aluminio, el polvo blanco junto a los carnets de identidad y la botella vacía de vodka indicaba que, como casi cada noche, su madre había decidido vender su cuerpo a cambio de sustancias que la hicieran evadirse del mundo real.<br />Con siete años, él ya era todo un experto en ese mundo. Sabía perfectamente cuáles eran los efectos de la drogadicción y había visto a su madre yacer junto a decenas de hombres.<br />Mientras sus amigos pasaban las tardes ante la televisión y los videojuegos, él se encerraba en su cuarto tratando de ignorar los gemidos de su madre y del cliente de turno. A una edad en la que pocos niños de su clase ayudaban alguna vez en casa a quitar la mesa, él era, en la suya, el encargado de recoger los restos de cocaína que las manos temblorosas de quien debería haberle cuidado dejaban caer. A pesar de que a su edad todos los niños acudían a sus madres para que les curasen las rodillas raspadas tras una caída, él llevaba mucho tiempo aplicando antiinflamatorios en los morados que poblaban la débil piel de la suya cuando algún cliente insatisfecho o con ganas de sentirse superior la golpeaba como a una vieja muñeca.<br />Cristian no era en absoluto un niño feliz. Hacía mucho tiempo que no sonreía, y aunque trataba de ser buen estudiante, cada vez le costaba más concentrarse en las lecciones, tanto en casa como en clase. Sin embargo, le encantaba el colegio. Le resultaba curioso que al resto de sus compañeros se les hiciese eterno el paso del reloj cuando estaban allí y esperaban ansiosos la hora del patio. Él adoraba estar en clase. Sobretodo por estar junto a Loli. Cristian hubiese dado casi cualquier cosa porque su mamá fuese como ella…<br />Iba pensando en todo eso cuando llegó a la escuela. Todos los niños iban vestidos de pastorcillo. Aquel era el último año que lo harían, puesto que al siguiente ya estarían en tercero, y los chicos mayores ya no se divertían de esa manera. Él suspiró con aplomo. Ninguno de sus cinco primeros años de escolarización, en los que los niños celebran la llegada de la Navidad cantando vestidos de pastores, él había podido hacerlo. Siempre llegaba con su ropa vieja que trataba de parecerse a la del resto sin llegar a asemejarse en lo más mínimo. Todas las miradas en el escenario que se dirigían a él eran para preguntarse que por qué ese niño iba vestido de pobre y no de pastor que adorase al niño Jesús.<br />“No llores”, se dijo. No había llorado a los tres, ni a los cuatro, ni a los cinco, ni a los seis años, porque creyó a todo el mundo cuando le dijeron que un pastor puede ir vestido con vaqueros raídos. Pero a los siete años ya era lo suficientemente mayor para saber que no era así. En el portal de Belén nadie llevaba pantalones desgastados que le quedasen cortos ni un jersey gastado. Pero si bien era mayor para saber eso, también lo era para llorar. A los siete años sólo lloran los niños de mamá. Y él no lo era. Cristian debía ser fuerte porque nadie iba a serlo por él. Y sin embargo… Sin embargo una lágrima empezó a deslizarse por su mejilla. Se la secó con rabia, y aspiró aire fuerte con la nariz, para justo después seguir andando al frente con fingida indiferencia.<br />Pasó junto a un grupito de niños que charlaba sin prestarle apenas atención.<br />-A mí Papá Noel me va a traer una cocinita- dijo Sara.<br />-A mí un coche teledirigido- quiso apuntar Raúl.<br />-Pues yo me he pedido un balón, un videojuego y una bici- se pavoneó Martín.<br />-La bici que me traerá a mí va a ser la de Hello Kitty- sonrió Laura.<br />“A mí me van a traer un hombre que toquetee a mi madre y unos gramos de coca”, pensó con dolor.<br />Entonces la voz de Loli llegó desde atrás.<br />-Cristian-susurró con la dulzura que su madre le negaba-. Ven.<br />Él la siguió con la ceguera del polluelo que sigue a la gallina, convencido de que su maestra nunca le negaría una sonrisa o una caricia por mal que hiciese las cosas. Sabiendo que ella nunca le chillaría, ni le pegaría, ni le dejaría sin comer porque se gastara el dinero en drogas. Sabía que con ella, él sería el pequeño y protegido, y no un adulto con responsabilidades. A pesar de la desconfianza que los mayores despertaban en él.<br />La maestra lo guió hasta dentro de la clase.<br />-Quítate esa ropa.<br />Cristian se asustó. Eso era lo que su madre les decía a sus clientes cuando ellos descubrían al niño agazapado en un rincón y se mostraban reticentes a seguir. ¿No querría ella hacerle esas cosas que su madre hacía con aquellos hombres? Porque a él le daba mucho miedo… “Es sólo sexo, no se va a morir por verlo”, decía su madre después. Pero él estaba convencido de que, aunque no se fuese a morir, no le gustaba verlo. Ni oírlo. Aunque no supiese muy bien qué era.<br />-¿Para qué?- preguntó con voz temblorosa.<br />Loli alargó su mano para sacar algo de una bolsa.<br />El corazoncito de Cristian empezó a latir con fuerza. ¿Y si sacaba unas esposas como las que su madre usaba a veces?<br />Pero no. Loli sacó algo que hizo que las lagrimillas volvieran a asomar a los ojos del niño. Pero esta vez el motivo era la alegría.<br />-Póntelo.<br />Había varias cosas. Una era un jersey nuevo, rojo también, pero para estrenar. Luego sacó también ropa interior limpia, y unos pantalones sin ningún agujero. Le ayudó a ponérselo. Por primera vez desde que empezó el colegio, alguien le ayudó a vestirse. Cuando estuvo bien abrigadito, Loli le ayudó a colocarse un chaleco de lana blanca con un zurrón y un gorrito a juego.<br />-Qué bien te queda- dijo la maestra-. Seguro que el niño Jesús se pondrá muy contento de ver que un pastor tan guapo le canta un villancico.<br />Cristian bajó los ojos con un nudo en la garganta.<br />-Pero te falta algo-se quejó ella, con gesto pensativo-. No se pueden cantar villancicos sin tener una enorme sonrisa en la cara.<br />Cristian sonrió de todo corazón. Le gustaba sentirse querido y que le trataran como lo que, por más que le negasen, era: un niño pequeño.<br />-Gracias por portarte como una mayor conmigo- dijo, alzando por fin los ojos. Y entonces descubrió que también en los de la joven maestra había tantas lágrimas como en los suyos.<br />-Gracias a ti por darme más motivos aún para convencerme de que ser maestra es la profesión más gratificante del mundo.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-25044353865795589972009-12-18T13:19:00.001-08:002009-12-19T06:55:02.059-08:00¡Nieve!<p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJA4gO4Awhc4AdhowEdoTY3N2-J3u-F-_vqUXE_4VL7mZd67h14WbDhcx-ReGEk44j-36HiZCIwN82KHkIGn7bINbWc6XHqLqTKSy5UPuOaH2eeWv1M1Uf62aJJsZAcMeLFm5Sb17tepY/s1600-h/CIMG2226.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5416689790763181314" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJA4gO4Awhc4AdhowEdoTY3N2-J3u-F-_vqUXE_4VL7mZd67h14WbDhcx-ReGEk44j-36HiZCIwN82KHkIGn7bINbWc6XHqLqTKSy5UPuOaH2eeWv1M1Uf62aJJsZAcMeLFm5Sb17tepY/s320/CIMG2226.JPG" border="0" /></a></p><p><br /><br />A veces los malos días empiezan siendo muy buenos. Pero también los días que parecen feos pueden convertirse en preciosos.<br /><br />Yo odio los jueves. Los odio. Se me hacen pesadísimos. Desde que empecé con las oposiciones, el primer martes de octubre, yo soy quien elabora mis propios horarios. Pero los jueves estoy obligada a levantarme a las ocho, coger el autobús a las nueves, entrar a clase a las diez, tomar otro autobús a las doce y media... No es en absoluto algo horrible, sino sólo cotidiano, pero hora que he sentido qué es eso de llamar al tiempo MÍO, los jueves me da la sensanción de que la mañana está presa en un malvado horario preestablecido. Es un horror. Hasta el año pasado era tan solo lo normal, pero ahora lo considero una pesadilla. Pequeña y llevadera, sí, pero pesadilla.<br /><br />Este jueves empezó como todos: mirando el reloj a cada momento para pasar de hacer una cosa que no me apetece a hacer otra que me apetece menos. Pero llegó la tarde, y con ella, como siempre, también vino él.</p><p>No estaba planeado, de la nada surgió la idea, y sin pensarlo más, allí que nos plantamos: ¡EN LA NIEVE! Los dos juntitos en un paraje totalmente blanco tiritando el uno al lado del otro. Con las naricitas rosas y los labios lilas.<br /><br />Fue perfecto...<br /><br />Sólo tú puedes coger un jueves gris y pintarlo todo de blanco para mí...<br /><br />Pero no sólo por eso te quiero...<br /><br />¡Te quiero por todo! </p>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-66034747312489613822009-09-16T12:16:00.000-07:002009-09-17T03:58:30.403-07:00Confidencias con la Reina de los Consejos<p align="center"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SrIVpsqDzYI/AAAAAAAAAMw/2FXWDkrWF4s/s1600-h/IDD_nebula.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5382388310767553922" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SrIVpsqDzYI/AAAAAAAAAMw/2FXWDkrWF4s/s320/IDD_nebula.jpg" border="0" /></a></p><div align="center"><br /></div><div align="left">¿Y si ésta es la definitiva? ¿Y si justo hoy, que no comprendo qué he hecho mal, es cuando todo se acaba?<br />Lo más probable, lo que me dice la experiencia (que según dicen, es la madre de la ciencia), no pasará así… La historia se repita así cada vez que… ¿Cada vez que me equivoco? ¿Que se equivoca él?... Bueno, la historia se repite cada vez. Pasarán un par de días en los que yo moriré de angustia a todas horas, con la incertidumbre y el olor a desamor grabados en la piel. Mientras, él sonreirá cuando no esté conmigo y se comportará con la mayor frialdad e indiferencia posible en cuanto me vea.<br />Arrogante, cruelmente.<br />Y cuando se haya serenado, cuando la templanza haya vuelto a sus nervios (y los míos estén fuera de quicio), él volverá a mostrarse encantador, a enseñarme los besos que guardan sus labios y la dulzura de sus gestos y palabras. Por mi parte, yo, aunque me muera por devolverle la centésima parte del daño que me ha hecho, me resignaré a olvidar los dos días de dolor y me limitaré a amarle, a envolverle con mis brazos, mi risa y mi cariño. Y todo por no perderle.<br />Pero hoy, hablando con la Reina de los Consejos, mi Pan Bimbo, hacedora de sándwiches de primera calidad me he planteado algo: ¿ y si eso fuese lo mejor para mí? ¿Y si me conviniese perderle?<br />Quizá me merezca a alguien que considere que mis virtudes puedan superar a mis defectos. Una persona que esté dispuesta a olvidar mis desavenencias con él, capaz de darme un beso para hacer las paces cuando me arrepiento de alguna tontería, en lugar de pudrir cuarenta y ocho horas cada vez que protesto por algo que él considera bueno. Es posible que yo pueda aspirar a un chico que decida que pasar horas muertas junto a mí sin abrazarme duele más que arrancarse el orgullo de dentro del alma de un tirón. A lo mejor soy digna de alguien que me necesite de la misma forma en que yo le necesito a él.<br />Incluso he pensado que tal vez merezca ser yo la dura en algún momento, quien lleve las riendas de la relación, la que no tenga miedo de dejarla caer al suelo y que se rompa en mil pedazos. Pasar de ser el miembro de la pareja que siente un nudo en el estómago todo el tiempo que él decida a tener en mis manos el nudo en el estómago de otra persona, para atarlo y desatarlo cuando yo quiera.<br />Al leer este último párrafo, la Reina de los Consejos me ha interrumpido:<br />-Entonces serías tú quien le estaría haciendo a otra persona lo que él te está haciendo a ti.<br />Y, como siempre, ella tiene razón. Por eso he llegado a la conclusión de que lo más posible es que tan solo merezca a alguien como yo: imperfecto, quejica, pero que defienda la libertad de ideas y de expresión. Y sobretodo, que conozca la sutil diferencia entre ORGULLO y DIGNIDAD, para aprender así a perdonar a los seres queridos sin hacerles pasar por la cámara de los horrores primero. Perdonar sin castigar.<br />Sí, tal vez sea lo mejor… Pero de todas formas, me quedaré en mi rinconcito, rogando al cielo que pase lo de siempre: que por más que me torture, acabe soltando el látigo para acariciar mis heridas con sus dulces manos de verdugo.</div>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-90087044641270975772009-07-19T09:16:00.000-07:002009-07-20T05:16:35.881-07:00Respeta a tus mayores y pisotea a tus menores<div align="center"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SmNSbvv1I8I/AAAAAAAAAMY/oJT-PPAagF8/s1600-h/Bruja%20pocima.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5360218618128049090" style="WIDTH: 291px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SmNSbvv1I8I/AAAAAAAAAMY/oJT-PPAagF8/s320/Bruja%2520pocima.gif" border="0" /></a> </div><div align="center"></div><div align="left"><br /></div><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Siempre he sido una persona respetuosa, no sólo con la gente de bastante más edad que yo, sino con todo el mundo. Soy humana, y está claro que cuando me provocan más de lo que quisiera, no siempre puedo controlar mi tono de voz o las formas. Pero, en general, no voy por ahí faltando el respeto a la gente así porque sí. Además, me levanto de buen gusto en el autobús si veo a una señora muy mayor de pie; cuando se me pregunta por una calle contesto con una sonrisa en la boca... Y tengo 20 años.<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Esto lo digo porque corre un infundado rumor acerca de la mala educación y de la falta de respeto de los jóvenes hacia sus mayores. Me paro a repasar mentalmente el trato que mis amigos y conocidos dispensan a la tercera (e incluso "segunda") edad y me sorprendo: nadie les grita, ni les amenaza, ni les pisa, ni les empuja... Diría que se les trata con cordialidad. Está claro que siempre va a haber algún idiota que haga el cafre por ahí cuya máxima diversión sea molestar al prójimo (sea cual sea su edad, que nadie se lo tome como algo personal, hay personas que son así y punto). El caso es que volvemos a las odiosas generalizaciones: porque hayan grupitos de jóvenes que no tengan ni una pizca de educación, no se puede meter a todos los menores de 40 años de una sociedad en el mismo saco. Porque por esa regla de tres, yo podría decir que son los ancianos los que tratan sin ninguna educación a los jóvenes, en base a mi experiencia con abueletes maleducados. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Véase el ejemplo de las carrozas de fiestas. Como en muchos pueblos y ciudades, en Benidorm, para las fiestas patronales, las peñas locales salen montadas en carrozas tirando caramelos. Los niños, felices, se apresuran a recogerlos del suelo con sus dulces sonrisitas pintadas en la cara. Y ahí están ellas, las abuelas que tanto increpan a la juventud su mala educación, para pisar las pequeñas manitas de la chiquillería. "¡Qué exagerada!", pensará quien lea esto. Pues no: es cien por cien verídico. Todas las personas benidormenses con las que he tratado este tema han coincidido en afirmar que en su más tierna infancia vieron cómo un tacón de bruja se clavaba en sus manos el día de las carrozas. No es broma. Ya ves tú, si a su edad esas mujeres tendrán el azúcar por las nubes y ni podrán comerse los caramelos... Parece que piensen: "Si yo me jodo sin probar esta delicia, el mocoso este del jersey de Pocoyó y chupete azul no va a disfrutar de semejante placer...".<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Por si fuera poco, les da igual que un niño de tres o cuatro años no vea nada si se le coloca una señora de más de metro y medio de altura y con un cardado alucinante. Recuerdo vagamente a mi padre rogarle a una señora que me hiciese un huequecito para ver las carrozas, y cómo tras perder en la negociación, me subió a sus hombros, ganándose las quejas de otra señora porque no veía conmigo tan alta. Y un recuerdo más definido es el de cuando llevamos a Marcos, el primo de mi amiga Sheyla a verlas pasar y un matrimonio de unos 50 años (no muy mayores, vaya) no quiso abrirse un poco para que cupiese el carrito del niño, a pesar de que había sitio de sobra si se movían un pelín... Vamos, que si llegamos intentar meter el carro, yo creo que se hubiesen sentado encima para chafarlo...<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Dejando a un lado "el maltrato a la infancia", vamos a pasar a chicos y chicas de mi edad... Lo que ellos conocen como "la juventud de hoy"... Me remonto a un importante partido de fútbol de esta primavera. Yo había quedado con mi novio y unos amigos para verlo en un bar, pero antes tenía que pasarme por casa de Sheyla. Así pues, le dije a mi chico que me guardasen sitio porque yo llegaría algo más tarde. Entré al bar a la hora acordada, saludé a todo el grupo y fui a sentarme en la punta más alejada de la tele, donde estaban las dos chicas que, aparte de mí, fueron a ver el partido: era el único modo de ver el fútbol y al mismo tiempo hablar con coherencia sobre algo diferente a los fueras de juego y la profesión de la madre del árbitro. Casualmente, esa silla estaba al lado de la mesa de varios matrimonios mayores. La señora que estaba más cerca de mí tiró de la silla con brusquedad (si no llego a estar atenta me hubiese estampado de culo contra el suelo) y comenzó a <b>gritarme:</b><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >-¡No, no, no, no, no, niña! Ni se te ocurra sentarte ahí, vamos - todo esto con la furia brillando en sus ojos- Vamos, qué poco respeto, va a taparme toda la tele...<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Alucinando y murmurando que la irrespetuosa era ella y que si hubiese sido uno de nosotros el que hubiese gritado así nos habrían puesto a TODOS a caldo, me senté al lado de Dani: no podría mantener una conversación normal en 90 minutos (y el descanso), pero al menos podría recibir mimitos de mi chico... Resignada, arrimé una silla a su lado, temiéndome que en el primer gol la emoción de mi macho cabrío podría causarme la muerte por infarto, pero iba muy desencaminada: el gran susto no me lo iba a dar él, sino una señora mayor de otra mesa diferente (aquel bar parecía el Hogar del Jubilado). La mujer en cuestión, una octogenaria por lo menos, corrió mi silla, puso su boca pegada a mi oreja izquierda y murmuró en un estilo entre mafioso de Nápoles y chunga barriobajera a lo Belén Esteban:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >- Mira, nena, o te apartas, o te aparto.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Estuve a punto de reírme en su cara, porque me hubiese gustado ver cómo una persona de tan avanzada edad me hubiese podido apartar a mí, que no soy para Super Woman pero que... Vamos, <span style="mso-spacerun: yes"></span>creo que sobran las palabras...Mi fuerza física será escasa, pero seguramente superaría a la de aquella venerable ancianita... Sin embargo, en representación de mi gremio de Jóvenes Internacionales Con Educación (un conjunto de gente bastante numeroso, por cierto), me di la vuelta, la miré a los ojos y le dije:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >- No señora, ya me aparto yo sola, no vaya a ser que se haga daño usted. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Total, que me pasé todo el partido en un rincón, agachadita hasta el punto de estar a punto de pillar tortícolis. Eso sí: nuestro equipo ganó y el suyo se comió varios goles. A veces existe la JUSTICIA en el mundo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Por fortuna, no todos los mayores son así: tan sólo un pequeño porcentaje de ellos cumple los requisitos para estar nominado al Maleducado del Año. Del mismo modo que la mayoría de jóvenes somos personas normales, con educación, principios, sueños... En la vida se me ocurrirá faltarle al respeto a un anciano (ni siquiera a uno como estos de los que he hablado), pero me gustaría pedir que también ellos nos respeten a nosotros. No con el respeto que se le da a quien tiene más experiencia (ese lo merecen ellos), sino con el que viene de la tolerancia, de la cooperación, de la posibilidad deque jóvenes y mayores podamos ayudarnos unos a otros y convivir en armonía. No somos enemigos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal" align="left"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Aprendemos de los que van por delante de nosotros, así que sólo podemos desear que ellos nos enseñen a ser buenas personas, respetuosas y tolerantes.<o:p></o:p></span></p>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-34559720761731641262009-06-26T10:38:00.000-07:002009-08-02T10:35:02.566-07:00Celos<p align="center"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SkUm4-h0I9I/AAAAAAAAALw/5E946YQjx1w/s1600-h/zzzzcelos.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5351726492499059666" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 313px" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/SkUm4-h0I9I/AAAAAAAAALw/5E946YQjx1w/s320/zzzzcelos.jpg" border="0" /></a></p><br /><br />No conseguía conciliar el sueño... El estómago le daba vueltas dentro de la tripa, y su mente volaba de imagen en imagen, todas ellas de lo más desagradable. El corazón le latía tan fuerte dentro del pecho que parecía que miles de caballos galoparan por una llanura al unísono. Se sentía traicionada, humillada... Y sobretodo, se sentía sola.<br /><br />Inés nunca había sido una "chica 10". Ni mucho menos. Durante toda su vida había estado realmente flacucha, no delgada, sino enclenque, sin ningún indicio de formas femeninas bajo sus holgadas ropas. Su metro cincuenta y cinco la acomplejaba muchísimo, pero su torpeza le impedía usar tacones para disimular su corta estatura. Tenía el pelo muy rebelde, siempre encrespado, y escondía su rostro debajo de un gran flequillo. Además, tenía un carácter verdaderamente retraído: relacionarse con gente de su edad constituía para ella un verdadero suplicio.<br /><br /><br />Aún así, la vida le obsequió con dos bendiciones: Nati y Jesús.<br /><br />Nati había llegado al instituto dos años atrás (conincidiendo con la marcha de Jesús), y era la típica chica que haría pasar desapercibida a las más bellas actrices: sobrepasaba el metro setenta, tenía una larga y espesa melena rubia que contrastaba con el bronceado perenne de su piel, y unos ojos verdes enmarcados por sendos manojos de tupidas pestañas. Las curvas de su cuerpo eran la perdición de cualquier chico y la envidia de cualquier chica. En resumen, Nati era la antítesis de Inés. Y, sin embargo, se hicieron amigas inseparables. Nati la ayudaba en todo, le brindaba cariño, y la apocada Inés entró de su mano en el exclusivo de club de los populares del instituto. Aquellos que nunca la habían mirado ahora sabían su nombre y empezaban a reírse con su ingenio, hasta ahora nunca reconocido. Nati le alisaba el pelo, le aconsejó cómo vestir mejor y le enseñó a sacar el máximo partido a sus rasgos con un buen maquillaje. Incluso la llevó a "Marguerite", una joyería muy cara en la que habían joyas preciosas a las que difícilmente podían aspirar, pero que eran bellísimas a la vista. Juntas admiraban aquellas pequeñas maravillas, y las dos se enamoraron perdidamente de un corazón de plata con una increíble pedrería.<br /><br />Jesús había sido su único amigo desde la infancia. Habían compartido todo tipo de momentos: buenos y malos. Se idolatraban mutuamente, se apoyaban el uno al otro cuando se encontraban mal, compartían aficiones y respetaban sus diferencias. Nunca se habían fallado, y el cariño que se procesaban era inmenso. Nadie la comprendía como Jesús, ni a nadie comprendía ella como a él. Aún ahora recordaba como el peor día de su vida aquel en que Jesús hizo sus maletas para pasar los años del Bachillerato en Barcelona, en casa de su padre.<br /><br />Pese a que se afirme lo contrario, muchas veces la distancia aviva los sentimientos, y si a eso se le sumaba el comparar a Jesús con los superficiales chicos del grupo al que se había unido con Nati, Inés tomó conciencia de que siempre había estado enamorada de su más fiel amigo, guardándolo tan en secreto que ni ella misma se había enterado de ello. Cuando no pudo negarlo más, fue Nati, su nueva compañera, la elegida como confesora. Y fue también Nati su gran apoyo, su paño de lágrimas y la mejor consejera que pudo imaginar.<br /><br />Cuando terminaron Bachiller, Inés recibió una genial noticia: ¡Jesús volvía! Echaba de menos Alicante y había decidido que sería en esa ciudad donde llevaría a cabo sus estudios universitarios. La chica lo celebró con su amiga, quien se emocionó por poder conocer al famosísimo Jesús y, sobretodo, ver feliz a Inés. O al menos, eso parecía...<br /><br />La llegada de Jesús empezó como un sueño: abrazos en la estación de autobuses, gritos, lágrimas de emoción, intercambio de novedades... Y la ilusión de la chica por presentar a sus dos mejores amigos, por poder estar con los dos simultáneamente. Pero esa ilusión se vio truncada cuando, después de la esperada presentación, vio su reflejo en los ojos de Jesús y lo comparó con la preciosa imagen de Nati... Ella no era nada, un simple esperpento a lo sumo, en comparación con la exuberancia de aquella rubia...<br /><br />La tarde transcurrió entre risas por parte de los tres, pero las de Inés eran fingidas... Los otros dos lo atribuyeron a que tal vez estaba demasiado extasiada por haber visto cumplido su sueño, pero en realidad era porque los celos se la estaban comiendo viva... Cada vez que los ojos de Jesús pasaban cerca de Nati, un impulso hasta ahora desconocido se adueñaba de ella, y le gritaba que debía agarrar a su amiga y sacudirle... Esos sentimientos la asustaban, pero má aterrador era aún pensar que Jesús se enamorase de otra que no fuese ella... Que fuese mejor.<br /><br />Día a día, trataba de hacer planes por separado con ellos: si quedaba con Jesús por la mañana, proponía a Nati dar una vuelta por la tarde, o al revés. Teniendo en cuenta que hasta antes de la llegada del joven la mayor ilusión de Inés era pasar tiempo los tres juntos, a veces insistían en quedar los todos en grupo, y ella no podía evitar pensar que el chico podría comparar directamente su escurrido cuerpo con la magnificencia de Nati.<br /><br />Empezó a desconfiar de cualquier palabra que ellos (y, en especial, ella) dijesen. Los comentarios amables estaban llenos de dobles sentidos a sus oídos, imaginaba una terrible conspiración en la que ambos se reían de ella, tendidos en una cama, con la ropa esparcida en el suelo, después de hacer el amor. "Pobrecilla... Creerá que una raspita de pescado como ella tiene algo que hacer con un chaval tan perfecto como tú, que puede optar a un cuerpo de escándalo como el mío". "Bah, ¿qué más te da? Mientras tú y yo podamos disfrutar el uno del otro, esa niñata tan plana se puede ir a paseo". Conversaciones de ese estilo se recreaban una y otra vez en su mente.<br /><br />Todas sus sospechas se vieron confirmadas un fatídico día en el que, estando con Jesús tomando algo en la terraza de un bar, sonó el móvil del chico. No pudo dar crédito a lo que veía cuando leyó en la pantalla que la llamada entrante era de Nati. El chico, rojo como un tomate, colgó diciendo: "Qué pesados, estos de Movistar... No pienso cogerles el teléfono". Rezando para equivocarse, aprovechó que él se levantó para ir al servicio para leer su bandeja de entrada. El corazón se le deshizo en el pecho cuando vio que estaba llena de mensajes de Nati. Desesperada, abrió el último, sintiendo cómo las lágrimas empezaban a asomarse a sus ojos. "Vale, mañana nos vemos a las 11 en la plaza Cortés. Y tranquilo, que Inés no se enterará de nada". Notó la cara ardiéndole de rabia, y apretó los puños y los dientes hasta que le dolieron. Sin decir nada, dejó el aparato en la mesa y salió corriendo, tragándose las lágrimas y con ellas el orgullo"Muy bien. Vais a acordaros de esta jugarreta".<br /><br />Fue esa noche la que tanto le costó dormir. Su corazón le decía que era imposible que Jesús y Nati estuvieran comportándose así con ella, pero... ¿acaso cabía duda? ¿No lo había leído con sus propios ojos? No quedaba más remedio... Debía ir allí, a su cita, y cantarles las cuarenta. Eso no se le hace a una amiga... Y menos a una amiga enamorada.<br /><br />11.00. Lleva esperando nerviosa varios minutos, y aún no han aparecido. Espera diez minutos más, sabiendo que ambos son impuntuales. Entonces los ve ya juntos, sentados en un banco. Se acerca sigilosamente por detrás y escucha su conversación:<br /><br />- Ayer Inés vio tu llamada en el móvil... O eso creo, porque se quedó muy seria cuando te colgué, y en cuanto me descuidé se fue corriendo sin decir ni adiós. No sé si hacemos bien... Pobrecita.<br /><br />¡Oh qué buena persona! Se compadecía de ella... ¡Encima! ¿Qué quería, quedar de bueno ahora? ¿Un Nobel a la amistad?<br /><br /><br />- No, Jesús, no te puedes arrepentir... Esto que estás haciendo es precioso... Si se molesta un poco, que se aguante- ambos rieron, poniendo aún más de los nervios a Inés- En serio, es cuestión de tiempo... Ya verás qué pronto se le pasa...<br /><br />- Bueno, cambiando de tema... Te he traído lo que me pediste- extrajo una caja preciosa, llena de corazones, del bolsillo. No podía ser: ¡llevaba la etiqueta de la joyería "Marguerite"!- Dime si es éste, por favor...<br /><br />Nati desenvolvió el paquete, y dentro estaba, ni más ni menos, que el precioso corazón de plata por el que ambas habían suspirado... ¡No podían ser tan crueles!<br /><br />-¡Sí, sí que es! Oh, Jesús, eres realmente romántico...<br /><br /><br />Inés no pudo aguantar más. Se lanzó encima de ellos, y empezó a increparles su comportamiento. Pero en especial se cebó con Nati. Cogió su cabeza, adornada con esos perfectos bucles rubios, entre sus manos, y la golpeó repetidas veces contra el banco. Ni siquiera era consciente de los gritos de Jesús pidiéndole que parase, ni de la sangre chorreando entre sus dedos. Seguía vapuleándola, entre gritos, sin clemencia alguna, guiada tan solo por el impulso y su dolor, un dolor que se le hincaba en las entrañas y la destrozaba por dentro, cegándola, impidiéndole ver lo desmesurado de la agresión a la que estaba sometiendo como castigo a quien le había dado todo cuanto tenía.<br /><br />Pero el despertar tuvo que llegar, no había más remedio, y cuando tomó conciencia de sus actos, ya era demasiado tarde: Nati yacía sin vida, con sus ojazos verdes apagados, su preciosa melena esparcida por el banco, sus sensuales labios abiertos sin que ninguna exhalación se escapse entre ellos. De sus largas manos con perfecta manicura aún pendía el colgante de corazón, y en el suelo estaba la cajita que lo contenía, con una nota dentro, que había resbalado de su regazo. Inés sintió que el suelo se resquebrajaba bajo sus pies conforme iba leyendo el contenido del papel:<br /><br />"Querida Inés:<br />Quisiera decirte que estoy completamente enamorado de ti. Toma este colgante como muestra de mi cariño. Sé que te gustará, puesto que Nati me ha ayudado a elegirlo. Y también me ha ayudado a encontrar el valor para expresar mis sentimientos. Espero con ansia que me regales tu corazón como yo te regalo éste y el mío.<br /><br /><div align="center"><strong>Jesús.</strong>"</div><p><br />Sin creer aún lo que había hecho, echó un rápido vistazo al corazón que pendía de las inertes manos de su amiga. "Inés y Jesús", rezaba la inscripción de la joya.<br /><br />El mundo quedó escondido en una densa niebla. Sus pulmones olvidaron cómo era aquello de respirar, e incluso sus ojos se secaron de inmediato. únicamente sus piernas respondieron a su mente. Corrió rápido, sin que nadie la pudiese alcanzar. Esa era la única ventaja de un cuerpo tan menudo. Llegó a casa, y tomó entre sus manos la más reciente foto que se había tomado con Nati... Su Nati... No podía creer que ella misma le hubiese arrebatado la vida a aquella bellísima persona de manera tan irracional... Con la mano derecha acercó la foto a su corazón. Subió al alféizar de su ventana, un séptimo piso en pleno centro de Alicante. Y pidiendo perdón a su mejor amiga, la que le había ayudado hasta instantes antes de morir entre sus manos, dio un paso al frente, matendo así los odiosos celos que habían segado el futuro de ambas. </p>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-90866134155396219672009-05-23T09:05:00.000-07:002009-05-25T05:08:50.915-07:00Frases de niños de mi hormiguero<strong>Hechas ya las reflexiones moñas de la despedida (despedida temporal, ya expliqué que Rebeca me deja volver cuando quiera, y que regresaré en cuanto adelnate lo de la memoria), ahora toca lo mejor: dejar constancia de que no es que yo diga que mis enanos son muy resalados, sino que lo son de verdad.</strong> <strong>Así que aquí os dejo las mejores perlas de mis LOCOS BAJITOS:</strong><br /><br /><br /><p align="center"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5339054312793934290" style="WIDTH: 301px; CURSOR: hand; HEIGHT: 100px" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/ShghnCaZidI/AAAAAAAAALg/KHUKX6qtJqs/s320/thumb_1058477156109.jpg" border="0" /><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">DIEGO:</span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Estábamos en la asamblea, un lunes por la mañana, contando qué habíamos hecho el fin de semana. Amagoia contó que había sacado a su perra a pasear pero que volvieron pronto porque estaba en celo. Diego, asustado, soltó:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">- ¡Pobrecita! Pero, ¿dónde se lo pegasteis? ¡Le podíais haber<span style="mso-spacerun: yes"> </span>arrancado todos los pelos!</span><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">NOELIA:</span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Estaba intentando decir que su madre le había contado que cuando un actor no sabe hacer algo, un especialista se encarga de rodar la escena, pero se armó un lío y Rebeca (la profe) la quiso ayudar.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Rebeca: - Si Johnny Deep, haciendo del capitán Sparrow, no sabe trepar por el palo del barco, ¿quién lo hace?</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Noelia: Willie Wonka.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">(Nota: Tanto Jack Sparrow como Willie Wonka son personajes de películas interpretados por J. Deep).</span><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;"></span></b> </p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">PASTORA:</span></b><br /><span style="font-family:Calibri;">Estaba almorzando, poniendo caritas de asco, un bocadillo de jamón de york que le había hecho su abuela. Al rato, viene y me dice:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Pastora: -Lorena, no me gusta el bocadillo de jamón de york.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Yo:- Pero Pastora, si te lo ha hecho la abuela tienes que comértelo… Come aunque sea un trozo, no vas a estar sin almorzar nada…</span><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Al ver su mueca de disgusto (y empatizando con ella, ya que yo también soy mala comedora), le digo que se coma “las montañitas”. Me refería, por supuesto, a los piquitos que quedan al morder el pan. Supongo que me entendéis. Señalé cada uno de esos piquitos contándolos (eran cuatro). Creí que el mensaje estaba claro: “Da cuatro mordiscos más al sándwich y guarda el resto”.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Ella accede, y se va a su sitio. Al poco rato, con la desesperación pintada en su carita, me dice:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Lorena, no voy a acabar nunca, porque cada vez que doy un bocado, ¡sale otra montañita!</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;"></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">DIEGO:</span></b><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Amagoia contó que su mamá le había explicado que la primera película en color había sido “Lo que el viento se llevó”, y Rebeca pidió que quien pudiera trajese alguna imagen o pidiese a los familiares que les enseñaran alguna frase famosa de la peli. </span><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Diego, que había faltado ese día, acudió de nuevo al siguiente. Y entonces, Rebeca preguntó a todos:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¿Alguien ha traído información sobre “Lo que el viento se llevó”?</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Todos se quedaron en silencio, y de pronto, irrumpe Diego, emocionado:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡Yo lo sé! Se lo llevó todo, se llevó hasta las motos.</span></p><br /><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">ANTONIO:</span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Estábamos terminando la excursión de Mundomar. A la salida, colocada como buena estrategia de ventas, hay una tienda. Es imposible salir sin pasar por ella. Rebeca iba delante, con los primeros de la fila, y yo por detrás, con los últimos, cuidando de que no tocasen nada. La dependienta, que debía estar bastante aburrida (había muy, muy poca gente ese día), era una chica negra que miraba pasar la fila, sonriendo pero sin mover un solo músculo. Hay que decir que era alta y delgada, y con ese tipito y tan quietecita podía perfectamente pasar por un maniquí a los ojos de un niño de cinco años. Eso fue lo que le pasó a Antonio, quien, al pasar por su lado, se detiene mirándola y dice:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡Mirad, chicos, una estatua de chocolate!</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">AMAGOIA:</span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Los martes hay clase de religión, pero ella, Unai y Dante van a “alternativa”. La profesora de religión, al resto de los niños, les pone una carita sonriente en la mano cuando acaban el trabajo, y supongo que a ellos tres, pobrecitos, no les hace mucha gracia ser los únicos sin carita feliz. Además, alguna vez habían oído decir al resto que llevaban esas caritas “porque Dios quería”. </span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Un día, para probar el maquillaje de zombies para la peli que estábamos haciendo, Rebeca le pintó la cara<span style="mso-spacerun: yes"> </span>con ojeras a Amagoia en clase de “alternativa” mientras los demás estaban en religión, y cuando volvieron, todos la miraron con un pelín de envidia. Feliz por una vez de ser ella la “pintarrajeada”, les suelta: “Hala, ahora a vosotros que os pinte Dios”.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">DANI P.:</span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Subiendo por las escaleras a clase, se coló del resto y empezó a gritar y correr por la fila. Cuando llegamos a clase, Rebeca le dijo:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Dani, sabes que por las escaleras no se sube así. Baja hasta abajo y sube despacio y sin gritar, como un niño mayor, que es lo que eres.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Él a regañadientes, obedeció. Mientras, Rebeca fue a la clase de al lado a pedir algo, y me quedé yo con los<span style="mso-spacerun: yes"> </span>mocosetes. Cuando Dani regresó, me mira muy, muy serio y me pregunta:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¿Y Rebeca?</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Se ha ido a clase de Alicia.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Y tras ponerse más serio aún, con un gesto de desesperación profunda, me dice:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡Jo! ¡Se ha ido porque está cansada de que me porte mal!</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">CRISTIAN:<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">En la asamblea nos estaba contando que a su padre le han puesto trece grapas en el brazo, pero no sabía cuál era la causa de semejante heridota. Diego, tratando de encontrar explicación, dice:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Seguro que se ha quitado un poco la piel.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Entonces, Cristian, sorprendido de que acusaran a su papá de algo tan desagradable, protesta:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡No, Diego! Mi padre nunca se quita la piel, siempre se la deja puesta.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">JOSE:<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Esta frase no sucedió en clase, sino que la contó la madre del niño en la excursión a la playa del día de Pascua.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Resulta que con motivo de la inminente fiesta, tenían que traer cada uno un huevo duro para ponerlo en la mona. Por lo visto, su madre decidió escribir “Jose Antonio” para que no hubiese posibilidad de confusión y su hijo no se quedara sin huevo. Cuando Jose vio que en el huevo ponía su nombre, dijo:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡Mira, mamá, qué casualidad! ¡Este huevo se llama como yo!</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">NOELIA:<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">El nuevo proyecto es Egipto. Amagoia, que siempre es la primera en traer información, dijo la cantidad exacta de kilómetros del río Nilo, más de 6.000. Dani A., asombrado, dijo:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡Madre mía! Eso debe tirar más agua que el Guadalquivir.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">A mí me hizo gracia porque Dani, como ya he dicho, todo lo dice de una forma que te tienes que reír, y Rebeca le preguntó sonriendo:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¿Tú sabes en qué país está el Guadalquivir?</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">A lo que Noelia, conocedora de la canción de “Pinocho fue a pescar”, suelta:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Yo sí lo sé: está en el país de Pinocho.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">SHEILA:</span></b><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Cuando vimos la bandera de Egipto, Rebeca preguntó si alguien conocía los colores de la de España. Diego se apresuró en contestar:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Roja, amarilla y roja.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Sheila, emocionadísima, murmuró para sí misma:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡Qué casualidad! Es igual que la de la Selección Española.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">MATÍAS:<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Nuria trajo información acerca de cómo hacían papel los egipcios. Todo el proceso empezaba a partir de la planta del papiro. Cuando terminó de explicarlo, Rebeca, para asegurarse de que habían comprendido todo, preguntó:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¿Recordáis cómo se llamaba la planta de la que se sacaba el papel?</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Y responde Matías, con voz de misterio:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-La planta del vampiro.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><o:p><span style="font-family:Calibri;"></span></o:p></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">SALVA:<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Una mañana<span style="mso-spacerun: yes"> </span>estaban en la fila los que siempre llegan primero, que son Dante y Amagoia, y otros cinco. Estaba lloviznando, y cuando llueve no sé por qué faltan muchos niños o llegan tarde la mayoría. El caso es que Dante y Amagoia, desde adelante del todo, empezaron a contar cuántos habían llegado. Eran siete (como ya habréis deducido vosotros). Justo cuando terminaron de contar, apareció Salva por el horizonte. En cuanto se incorporó a la fila, Amagoia le informó:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Contigo, somos ocho.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Y Salva, sacando tripa y dándose palmas en ella, suelta:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Y con mi barriga, ya somos nueve.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">SHEILA:</span></b><br /><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Justo antes de salir al patio, Sheila le dijo a Rebeca un poco triste:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Ya no vas a ver a mi papá, porque a partir de ahora me quedo al comedor y vendrá a recogerme por las tardes mi yayo.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Entonces Rebeca, sabiendo el motivo por el que su papá no vendría más a por ella, la animó diciendo:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Bueno, Sheila, pero piensa que eso es porque él ha encontrado un trabajo y eso le va a hacer muy feliz, porque necesita ganar dinero como todos.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">La niña, suspirando al tiempo que pensaba en la parte buena del asunto, se conformó:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Pues a ver si mi papá gana pronto por lo menos ochocientos mil euros y puede comprarme ya la Barbie de las trenzas…</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">ALEXANDRA:</span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Es una de las niñas más ligonas de la clase, y la mitad de los chicos se mueren por sus huesos. Eso sí, ella tiene muy claro que su corazón pertenece única y exclusivamente a Dani A. Está coladita por él al cien por cien, lo suyo es un amor de los de película. Tanto es así, que con cinco añitos tan solo a sus espaldas, ya conoce a la perfección la dura daga de los celos. El día en que le tocaba pasar lista a ella, empezó algo desanimada. Era raro porque todos están deseando ser “el capitán”, pero nadie le dio mucha importancia. Se equivocó en un nombre y Dani A. y Dante se rieron. Al poco rato llegó al nombre de su amorcito y miró al suelo con expresión abatida y el despecho brillando en sus ojos azulitos. Rebeca, creyendo que era debido a la burla, apartó a Alexandra y le dijo:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Estás molesta con Dani, ¿verdad?- ella asintió, y Rebeca le aconsejó:- dile qué es lo que te ha molestado y así lo solucionáis.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Alexandra, alentada por su imprevista (y ajena al verdadero meollo del asunto) consejera amorosa, dijo en voz alta, delante de todos cual invitada al Diario de Patricia:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Es que Daniel A. era mi novio y ahora es novio de Laura Patricia, porque estaban riéndose mucho juntos esta mañana. Vamos, que por irse con ella, HA COLGADO conmigo.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">SALVA:<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Jugando en el patio, encontró un pajarito sin una sola pluma, moribundo y lo cuidó hasta la hora de ir a Educación Física. Cuando llegó el profe de esa asignatura, Javi, le insistimos en que lo dejara donde lo había encontrado “por si lo buscaba su mamá”, y es que estaba claro que aquel pajarito, con las alas rotas y sangrante, aún peladito del todo, no iba a salvarse.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Al día siguiente, llega Salva con el pajarito muerto en la mano y nos dice:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Mirad, otro pájaro.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Diego, que es muy culto en cuanto a animales se refiere, le dio la noticia:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Tío, es el mismo.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Y Salva, riéndose de la falta de atención de su amigo, le contestó:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¿Cómo va a ser el mismo? Este está muerto y el mío estaba vivo…</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;"></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">PASTORA:</span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Estábamos haciendo la ficha del cuentacuentos, y en uno de los apartados a rellenar, ponía “TÍTULO:”. Los dos puntos, por algún error de la fotocopiadora o lo que fuese, habían quedado muy juntos, de forma que quedaban más o menos así:</span><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt; TEXT-ALIGN: center" align="center"><?xml:namespace prefix = v ns = "urn:schemas-microsoft-com:vml" /><v:shapetype id="_x0000_t75" preferrelative="t" spt="75" coordsize="21600,21600" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"><v:stroke joinstyle="miter"></v:stroke><v:formulas><v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"></v:f><v:f eqn="sum @0 1 0"></v:f><v:f eqn="sum 0 0 @1"></v:f><v:f eqn="prod @2 1 2"></v:f><v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"></v:f><v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"></v:f><v:f eqn="sum @0 0 1"></v:f><v:f eqn="prod @6 1 2"></v:f><v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"></v:f><v:f eqn="sum @8 21600 0"></v:f><v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"></v:f><v:f eqn="sum @10 21600 0"></v:f></v:formulas><v:path connecttype="rect" extrusionok="f" gradientshapeok="t"></v:path><o:lock ext="edit" aspectratio="t"></o:lock></v:shapetype><a href="http://4.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/ShghKsYvz8I/AAAAAAAAALY/ZaWTW1ZRzqw/s1600-h/zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzkk.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5339053825845088194" style="WIDTH: 122px; CURSOR: hand; HEIGHT: 144px" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_6y3gGc_h5Hs/ShghKsYvz8I/AAAAAAAAALY/ZaWTW1ZRzqw/s320/zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzkk.bmp" border="0" /></a><v:shape id="_x0000_i1025" style="WIDTH: 77.25pt; HEIGHT: 82.5pt" type="#_x0000_t75"><v:imagedata title="" src="file:///H:\DOCUME~1\PROPIE~1\CONFIG~1\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image001.png"><span style="font-family:Calibri;"></span></v:imagedata></v:shape></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Cuando pasé junto a su mesa, me pidió ayuda, y nos pusimos a escribir juntas. Cuando llegó al apartado “TÍTULO:”, empezó a reírse señalando aquellos dos puntos .</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¿Qué te pasa?- pregunté.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Ummm…- se relamió-. Es un cacahuete.</span><br /></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><o:p><span style="font-family:Calibri;"></span></o:p></b></p><br /><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">DANTE:<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Había hecho un dibujo muy chulo de animalitos en el campo, y en el cielo de su obra brillaba un sol graciosísimo con barba y todo. A la hora de colorearlo, eligió pintarlo de rosa. Cuando le dije que le había quedado muy bien, inquirió:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¿Sabes por qué he pintado el sol de rosa?</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-No, ¿por qué?</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-Porque como es el sol, se ha puesto rosa de tanto tomar el sol.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="font-family:Calibri;">DAVID:<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">Después de cada ficha, ponen su nombre y apellidos junto con la fecha larga en la parte de atrás de la hoja. Cuando se empezó la “Operación Biblioteca”, y todos tenían que apuntar los libros que sacaban, Rebeca explicó:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-En esta hoja, cuando saquéis un libro, basta con que pongáis la fecha corta.</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">David, en voz baja, de forma que sólo pudiese oírlo su grupo (y yo que estaba detrás aunque él no se hubiese dado cuenta), dijo:</span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 10pt"><span style="font-family:Calibri;">-¡Ay, madre, qué gustito de fecha!</span></p>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-9740635466891436502009-05-22T11:34:00.000-07:002009-05-23T09:32:01.953-07:00No es un adiós, es un hasta luego.<p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Sí, señores, un hasta luego a mis monstruitos. Porque el 9 de febrero de este año empezó una de las etapas más importantes de mi vida: las prácticas en el Vasco, mi cole de toda la vida. Y ahí he pasado unos momentos increíbles.<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Aún recuerdo cómo hace 102 días (si mis cálculos no me fallan, cosa que seguramente pase) llegué por primera vez allí, con ellos. Me parecía un fantástico augurio que mi primer contacto con ellos fuese verlos participar en un CUENTACUENTOS. Vamos, mi tema favorito (cuentos), con mi trabajo favorito (maestra, aunque fuese en prácticas), y mis futuros niños favoritos. Me senté al lado de Rebeca, mirando a los niños que habían sentados allí. Supuse que serían varias clases porque habían demasiados, y deduje que los de cinco años serían los de la última fila, y comencé a mirarlos bien... ¡Qué guapos eran!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >El hombre que hacía las representaciones sacó a uno de los de la última fila al escenario, y puse el oído bien atento cuando le preguntó el nombre. UNAI. Uno de mis mini monstruos se llamaba Unai, un niño alto, con la carita muy dulce. Le tocó hacer de rey. Luego sacaron a un tal Dani, con una cara de pillín graciosete que no podía con ella. Y por último, a una muñequita que dijo llamarse Laura hizo de princesa. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Cuando terminó el espectáculo, un niño al que llamaban Dante se enfadó con alguien y Rebeca le regañó por pegar. Me fijé en que tenía unos ojazos verdes preciosos a pesar de los morritos de "cabreau" que ponía.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Subimos la cuesta todos, mientras oía hablar a una niña con unas gafas de sol, muy resalada ella, de que en la guardería le llamaban "Amapola" por equivocación. No tardé en enterarme de que en realidad se llamaba Amagoia. Todos me miraban raro; nadie sabía quién leches podía ser aquella chica desconocida que se había acoplado en su fila sin decir nada a nadie.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Al llegar a clase, Rebeca me presentó, y al momento llegó Jose, el de música. En la fila para bajar a su aula, la mayoría de las chicas se me tiraron encima para presentarse. Los nombres me llovían y las voces se cruzaban en mi cerebro, de forma que no podía relacionar los nombres con la cara: Pastora, Laura, Kesia, Andrea, otra Laura... Luego comenzó la distribución de familias: una niña muy morenita y con unos oscurísimos y brillantes (Pastora) me dijo que era prima de otra con el pelo corto y ojos verdes de gatito (Kesia). La más chiquitina de todas (Laura D.) y la del pelo más largo (Andrea), también decían ser primas. "Muchas primas veo yo", pensé con desconfianza, creyendo que era algún juego de las niñas. Pero no, eran primas de verdad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Pasé la mañana bailando con ellos, empezando ya a quererles, y viendo muy lejano el 22 de mayo. Pero ese día ha llegado. Y me he despedido de ellos. Y casi me cargo a Laura P., la princesa del cuentacuentos, porque se ha puesto a llorar, y entonces sí que no he podido contener las lágrimas después de abrazarla. Me preguntaban todos en la alfombra: "¿Por qué te vas?", y me temblaba la voz al explicarles que volvería en cuanto terminase de estudiar, y que iba a hacer un trabajo muy grande para que mi profesor sepa lo bien que se han portado mientras he estado con ellos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >En fin, no estoy tan triste como esperaba, porque hay una gran noticia: Rebeca me ha dicho que por ella como si me quedo hasta final de curso, que a ella le viene genial tener a otra persona que le eche un cable. Así que he llorado más de emoción al ver a Laura P. llorar, a Alexandra, Amagoia y Andrea haciendo pucheros y a Jose, Unai y David con cara de tremenda preocupación, que por estar verdaderamente deprimida. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Así que, afortunadamente, en cuanto termine la memoria, me voy a volver a meter en esa clase a escuchar los chistes de Dani A.; a ver el brillito de los ojos de Dante cuando sonríe; a por los abrazos de Andrea; a por la risita contagiosa de Laura D.; a por las curiosidades de enciclopedia que nos cuenta Diego; a por el inmenso cariño de Kesia; a luchar contra los Gormiti de Antonio; a conocer el desenlace de la telenovela de Alexandra y su gran amor por Dani A.; a por la dulzura innata de Sheila; a comerme a bocados a Amagoia y a Lucía; a contar las pecas de Nuria; a sonreír al ver que la AMISTAD, con mayúsculas, la personifican Jose Antonio y David día a día; a la gracia de Pastora cuando le gustan sus dibujitos; a hablar a nivel adulto con Noelia, que pese a tener cinco años habla con la madurez de una chica de diez; a batallar con las trastadas de Salva (que tan de cabeza me ha traído); a hacerle las hormiguitas a Dani P.; a escuchar a Laura P. "yo quiero ir de tu mano" un día tras otro; a ver cómo Unai sigue poniéndose por fin la mochila solito y recorta cada día mejor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Volveré a Egipto, al rincón donde ellos han hecho sus fantásticos jeroglíficos y comienzan a construir una gigante pirámide de cajas de zapatos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" ><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; LINE-HEIGHT: normal"><span style="FONT-FAMILY: 'Georgia','serif'; mso-fareast-font-family: 'Times New Roman'; mso-bidi-: ESfont-family:'Times New Roman';font-size:12;" >Y volveré a contagiarme de esa preciosa ilusión que irradian con su dulce inocencia.<o:p></o:p></span></p><p></p>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-35915944386075802042009-05-18T03:54:00.000-07:002009-05-23T09:32:25.110-07:00Mi Besito Izan<p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwn2Jowm_VF72w3G2WU-rqCwTOFQN7xyl41pSTSH8KN9Oh9gk8odN4FSgxB_LjdqJJr6TS8tJ38yxigtIUt1xW7PjNx7cNteq0_otec5QKf6c0xfkhPvOozMjlTD1w79eCRtcOzI99a60/s1600-h/IMG_0023.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5337119862399463426" style="WIDTH: 256px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwn2Jowm_VF72w3G2WU-rqCwTOFQN7xyl41pSTSH8KN9Oh9gk8odN4FSgxB_LjdqJJr6TS8tJ38yxigtIUt1xW7PjNx7cNteq0_otec5QKf6c0xfkhPvOozMjlTD1w79eCRtcOzI99a60/s320/IMG_0023.jpg" border="0" /></a></p><br /><br />Esta entrada va dedicada a un ángel. Parece un niño normal, muy guapo, eso sí, pero nadie diría que pudiese ser un ángel. Y, sin embargo, lo es. Al menos, eso creo yo, porque con solo once meses, ya ha estado a mi lado para hacerme sonreír cuando tengo un mal día infinidad de veces.<br /><br />Por motivos que no me apetece ni que sean recordados, la noche entre el 20 y el 21 de junio del año pasado fue pésima. Salí sólo con una de mis dos Nenukys, Mari, y por desgracia nos separamos un ratito, cada una con un trozo del grupito con el que nos juntamos allí. Yo ya lo digo, estar con ella o con Sheyla me da suerte, y con eso de estar cada una en una punta del pub, la cosa acabó fatal... Cada una llorando sola, yo en el baño y ella en la playa, sin saber ninguna que la otra estaba igual de "moqueante".<br /><br />El caso es que llegué a mi casa casi a las siete de la mañana después de haber ido a buscar una de las tantas cosas que se perdieron esa noche, destrozada, con los ojos que parecían sandías (verdes y rojos simultáneamente), y con más ganas de desaparecer de la faz de la Tierra que de seguir viviendo en un mundo tan injusto. Y entonces sonó el teléfono. Al otro lado de la línea, mi tía Rafi dijo:<br /><br />- Éste es Izan.<br /><br />Y entonces escuché por primera vez ese llanto debilucho, tiernito, esos leves grititos que significaban el comienzo de una nueva vida preciosa y larga, llena de misterios por descubrir, de cariño que dar y recibir... Y supe que había nacido justo ese día tan malo para mí para ayudarme. Él había tenido el detalle de salir de la tripita de su mami, con agustito que debía estar, para volver a hacerme sonreír. Y para cambiar el rojo triste de mis ojos por un rojo alegre, un rojo repleto de lágrimas de felicidad, de emoción y de esperanza.<br /><br />Por si fuese poco, me dio la suerte necesaria para quer tanto Mari como yo recuperásemos todo lo perdido. Así que nadie puede negarme que a mi primito Izan sólo le faltan las alitas para ser el más bello angelito del mundo. Mi angelito de la guarda, el que me hace cosquillitas en el corazón cada vez que algo me aflige.Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9044705769114357679.post-60719343785817193992009-03-20T03:01:00.000-07:002009-03-20T05:57:31.326-07:00Ribiera Maya<p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ4UsPnMTyG8L08YMtBme7ttwlSIGii3ykP3H-BmJ-Bk-OCSFCplSN6HN8-CTKow9BPmDkRY3U2NaodeNkHoKJw3KmRRGK4iPEdS40NhFoNtRsKwbc4kOx3vlEP31RI6EQR8b3ugjKEXk/s1600-h/20071123091909-adios-p-.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5315217264293582930" style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 299px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ4UsPnMTyG8L08YMtBme7ttwlSIGii3ykP3H-BmJ-Bk-OCSFCplSN6HN8-CTKow9BPmDkRY3U2NaodeNkHoKJw3KmRRGK4iPEdS40NhFoNtRsKwbc4kOx3vlEP31RI6EQR8b3ugjKEXk/s320/20071123091909-adios-p-.jpg" border="0" /></a></p><br /><br /><p>Me despierto con una desagradable sensación en el estómago. Para más desgracia, no me resulta desconocida, sino tan sólo más aguda que le resto de las veces. Aún antes de abrir los ojos ya tengo las mejillas anegadas en lágrimas. Ahogo mis sollozos apretando la cara contra la almohada. No quiero hacer ningún ruido, no quiero despertarte, en un absurdo intento de retenerte más tiempo a mi lado, de prolongar ese sentimiento que provoca el roce de tu espalda desnuda contra la mía. </p><p><br />Pasa el tiempo. Un minuto, dos, tres… Maldigo el reloj, lo odio y deseo desde lo más profundo de mi ser que esas infernales agujas se detengan, que no lleguen nunca al segundo que hará saltar la alarma e iniciará el camino que te separe de mi lado. </p><p><br />Pero el despertador me ignora, no conoce mi dolor, y grita que ha llegado el momento en que mi vida dejará de tener sentido. Me golpea en los tímpanos, vibra en mi pecho y me destroza las entrañas. Todo el mundo odia el despertador, pero yo nunca me había sentido tan asqueada por su sonido. Me giro, fingiendo haberme despertado ahora mismo, y te veo protestar entre el sueño y la vigilia, suplicando unos minutos más. No seré yo quien te niegue ese placer. Apago la alarma, y te miro mientras duermes, como un niño, rodeándome con tus fuertes brazos. Te acaricio la cara preguntándome amargamente cómo sobreviviré casi medio año sin poder rozarte. </p><p><br />Llevo más de un mes intentando asumirlo. Asumir que te marchas. Lo presentaste como una posibilidad. “No hay trabajo. No podemos seguir así. Mi jefe va a empezar una obra en la Ribiera Maya. Si no hay alternativa…”. Y no la hubo. La Ribiera Maya. Jamás pensé que pudiese sentir arcadas con la simple mención de un lugar, y menos si éste tiene fama de ser paradisíaco. Pero tu jefe lo consiguió. </p><p><br />La sucesión de días iba acortando cada vez más el fatídico momento, hasta que el cruel Cronos marcó en el calendario la fecha de hoy: 14 de diciembre de 2008. El día de tu partida. Y también de la partida de mi corazón, no sé si porque parta contigo o se parta sin ti. Tampoco es que me importe mucho cuál de las dos sea la verdadera manera de dejarme vacía. </p><p><br />Entre besos, consigo despertarte de nuevo, muy a mi pesar. Nos besamos lentamente, y hacemos el amor con más dulzura que nunca, a pesar del sabor salado de nuestras lágrimas. En silencio, nos vestimos, evitando mirarnos, y seguimos así hasta el coche. No encendemos la música. Cada canción tiene al menos una frase que puede desencadenar un llanto eterno hoy. Llegamos al aeropuerto. Es el lugar más triste del mundo. Veo a la gente sonreír, con la ilusión brillando en sus ojos, y me pregunto cómo pueden estar felices en un lugar así, que para mí sólo supone separarme de lo mejor que me ha pasado en la vida. Tan sólo una mujer con una niña de unos cinco años, despidiendo a un hombre con la tristeza dibujada en el rostro me parecen adecuados para el escenario. </p><p><br />El altavoz anuncia tu vuelo. Nos abrazamos, llorando de nuevo. Sobran las palabras. Nuestros ojos lo dicen todo: los “te quiero”, las promesas de fidelidad, de llamadas diarias, de largas cartas de amor, el ansia por el reencuentro… Y el dolor por la separación. Te aprieto fuerte, como si pensara que así no podrás escapar. Ingenua de mí. El segundo aviso por megafonía me debilita, me hace perder toda la vitalidad y retrocedo con el rostro empapado y un nudo en la garganta. </p><p><br />Me siento sola en una incómoda silla de plástico, amontonando pañuelos en mis manos. La gente pasa por mi lado sin reparar en mi dolor, pero no los culpo: tampoco yo reparo en ellos. Sólo puedo mirar al cielo y fijarme en cada avión que despega con el logo de tu compañía, preguntándome en cuál de ellos estarás. Trato de acostumbrarme a esa incertidumbre. A no saber dónde estás, ni qué estás haciendo, ni si estás pasando frío o hambre, o necesitas un beso o una simple palabra amable. Busco un <em>Klinnex</em> en mi bolso. Genial, se me han acabado. </p><p><br />Noto una presencia a mi lado. Pequeña, muy pequeña. Me extiende un pañuelo de papel con dibujitos de Bugs Bunny. Le miro a la cara agradecida. Es la niña que había visto antes despidiendo a su padre.<br /><br />-Volverán. Mi papá y tu novio volverán.<br /><br />Sonríe, enseñando sus encías, con mellas entre los dientes de leche, y yo vuelvo a mirar al cielo, sonriendo también, contagiada de la esperanza y optimismo de mi joven compañera de penas.<br /><br />-Sí, volverán. Y nosotras les estaremos esperando.</p>Lorenahttp://www.blogger.com/profile/14917854137264677447noreply@blogger.com4