viernes, 18 de diciembre de 2009

¡Nieve!



A veces los malos días empiezan siendo muy buenos. Pero también los días que parecen feos pueden convertirse en preciosos.

Yo odio los jueves. Los odio. Se me hacen pesadísimos. Desde que empecé con las oposiciones, el primer martes de octubre, yo soy quien elabora mis propios horarios. Pero los jueves estoy obligada a levantarme a las ocho, coger el autobús a las nueves, entrar a clase a las diez, tomar otro autobús a las doce y media... No es en absoluto algo horrible, sino sólo cotidiano, pero hora que he sentido qué es eso de llamar al tiempo MÍO, los jueves me da la sensanción de que la mañana está presa en un malvado horario preestablecido. Es un horror. Hasta el año pasado era tan solo lo normal, pero ahora lo considero una pesadilla. Pequeña y llevadera, sí, pero pesadilla.

Este jueves empezó como todos: mirando el reloj a cada momento para pasar de hacer una cosa que no me apetece a hacer otra que me apetece menos. Pero llegó la tarde, y con ella, como siempre, también vino él.

No estaba planeado, de la nada surgió la idea, y sin pensarlo más, allí que nos plantamos: ¡EN LA NIEVE! Los dos juntitos en un paraje totalmente blanco tiritando el uno al lado del otro. Con las naricitas rosas y los labios lilas.

Fue perfecto...

Sólo tú puedes coger un jueves gris y pintarlo todo de blanco para mí...

Pero no sólo por eso te quiero...

¡Te quiero por todo!

1 comentario:

Marii dijo...

¡Qué bonito es eL amorr!
aiiixxxxx.....